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El mes que viene se cumple el treinta aniversario de un punto de inflexión en la historia de la organización Greenpeace. El 10 de julio de 1985 agentes del gobierno francés colocaron bombas en el barco Rainbow Warrior de Greenpeace, hundiéndolo en el puerto de Auckland, Nueva Zelandia. El barco se estaba preparando para salir a altamar en protesta contra las pruebas con bombas nucleares francesas en la zona del Pacífico Sur. El fotógrafo de Greenpeace Fernando Pereira murió en el ataque. Nuestro invitado Peter Willcox era el capitán del barco y estaba a bordo cuando la embarcación fue atacada.
Transcripción
AMY GOODMAN: El mes que viene se cumplen 30 años de un momento crucial en la historia de Greenpeace. Era el 10 de julio de 1985, el buque insignia de Greenpeace, el Rainbow Warrior, fue hundido en el puerto de Auckland, Nueva Zelanda, luego de que agentes del Servicio Secreto de Francia hubieran colocado explosivos en él. El barco se estaba preparando para salir a la mar para protestar contra las pruebas con bombas nucleares llevadas a cabo por Francia en el Pacífico Sur. El fotógrafo de Greenpeace, Fernando Pereira, fue asesinado en el ataque. Nuestro invitado, Peter Willcox, era el capitán del barco, él estaba a bordo del barco cuando este fue hecho estallar. Este es un fragmento de la Televisión de Nueva Zelanda sobre el hundimiento del Rainbow Warrior.
PRESENTADOR: El Rainbow Warrior es recibido por una flotilla de pequeñas embarcaciones. Es el momento de las pruebas nucleares francesas en el Pacífico y algunos de estos navegantes planean acompañar a la nave nodriza de Greenpeace al atolón Mururoa para protestar. El fotógrafo de Greenpeace, Fernando Pereira, se había despedido de su familia en Amsterdam hace un mes.
MARELLE PEREIRA: Recuerdo que para ese entonces yo decía: “No sé por qué, pero, papá, no te vayas, porque si te vas, no vas a volver”. Y, por supuesto, le recuerdo a él diciéndole a una niña: “No, cariño. Voy a regresar a casa”.
STEVE SAWYER: Creo que la idea era golpear a Greenpeace, golpearlo fuerte, y que con suerte, ellos esperaban, que fuera lo suficientemente fuerte para que no volviéramos. Y que no nos recuperáramos de eso.
PRESENTADOR: Steve Sawyer, director mundial de Greenpeace. Perdió un barco y a un amigo, Fernando.
STEVE SAWYER: Ellos han hecho un gran espectáculo para demostrar que el ataque no fue diseñado para causar ninguna pérdida humana, lo cual es una absoluta tontería. Tuvimos mucha suerte en que no murieran muchas más personas.
AMY GOODMAN: Usted estaba allí, Peter Willcox. ¿Estaba a bordo? ¿Durmiendo? ¿Fue en medio de la noche?
PETER WILLCOX: Mm-hm. Estaba durmiendo en mi litera.
AMY GOODMAN: ¿Al igual que Fernando?
PETER WILLCOX: Sólo para repetir lo que dijo Steve, las bombas eran tan potentes, que fue un milagro que no perdiéramos a más personas. Si hubieran explotado media hora antes, podríamos haber perdido a diez personas más.
AMY GOODMAN: No fue sólo una bomba, ¿no?
PETER WILLCOX: No, fueron dos.
AMY GOODMAN: Entonces, así fue como escapaste.
PETER WILLCOX: Bueno, la primera bomba, dejó un agujero de 1,8 por 2,1 metros en el cuarto del motor. La segunda bomba fue colocada en el eje de la hélice. Estalló alrededor de un minuto después de la primera bomba. Y yo estaba justamente parado justo sobre ella cuando explotó. Y esa bomba fue la que atrapó a Fernando Pereira en su camarote y que causó que se ahogara.
AMY GOODMAN: Porque él había regresado a por sus cámaras.
PETER WILLCOX: Había ido a su camarote por sus cámaras, así es.
AMY GOODMAN: Y 30 años después todavía continúan en esto, capitán Willcox. ¿De verdad vale la pena el riesgo?
PETER WILLCOX: Según lo veo yo, la alternativa es no dejarles a mis hijos un lugar donde puedan criar con seguridad a sus propios hijos. Creo que es así de crítico. Tengo dos hijas que están en sus 20. Creo que las dos están muy nerviosas por el futuro, y tienen muy buenas razones para ello. Sabemos lo que está haciendo el cambio climático. Mira la sequía en California. Somos el país más rico del mundo. Si se quiere, podemos aguantar una sequía. Países como los del este de África y otros lugares del mundo, como Bangladesh, donde la sequía va a desplazar a millones de personas, no pueden lidiar con eso. Y va a pasar. Y va a pasar sólo porque no estamos dispuestos a cambiar la forma de producir energía— la forma en que creamos energía. Tenemos la tecnología, pero no tenemos la voluntad. Y eso es simplemente ridículo.
AMY GOODMAN: ¿Tiene planeado realizar otro viaje?
PETER WILLCOX: Claro, salgo en tres semanas.
AMY GOODMAN: ¿A dónde va?
PETER WILLCOX: Nueva Zelanda. Tal vez Australia. Hay una campaña sobre el atún. La mayor campaña de Greenpeace—
AMY GOODMAN: Quiero regresar por un segundo al otro asunto. ¿Cómo es que se comprobó de que fueron agentes del Servicio Secreto de Francia los que hicieron esto?
PETER WILLCOX: Bueno, ellos fueron sorprendidos in fraganti. Fueron capturados 30 horas después de regresar en una caravana a Auckland. Dos— un hombre y una mujer fingiendo ser turistas suizos. La policía los interrogó durante todo un día. Los llevaron a un hotel esa noche y les dijeron: “Miren, realmente sentimos haberlos arrestado, vamos a llevarlos al aeropuerto mañana. Utilicen el teléfono, llamen al servicio de habitación, no salgan de la habitación”. Usaron el teléfono, llamaron a la sede del Servicio Secreto en París y dijeron: “Hicimos el trabajo, pero vamos a estar retrasados por un día”. Y luego, en cuestión de horas, se enteraron de que sus pasaportes suizos eran falsos. Así que volvieron al caso.
AMY GOODMAN: Así que Francia asumió la responsabilidad.
PETER WILLCOX: Admitió su responsabilidad.
BEN STEWART: Pagaron una indemnización al final, ¿no?
PETER WILLCOX: Nos pagaron una indemnización a nosotros y a Nueva Zelanda. Sí.
AMY GOODMAN: No confíes—
PETER WILLCOX: Nunca se disculparon.
BEN STEWART: Sí.
AMY GOODMAN: Bueno, el 30 aniversario es un buen momento.
PETER WILLCOX: No es algo que esté esperando.
AMY GOODMAN: No confíes, no temas, no ruegues. Tenemos 10 segundos. ¿Por qué el título?
BEN STEWART: Es “Ne ver ’, ne boysya, ne proshu”, una frase rusa que se les dijo a los prisioneros sobre cómo sobrevivir en la cárcel. Así que sus compañeros de celda les dijeron: “no confíes, porque— no confíes en los oficiales de la prisión, eso es faltarte el respeto a tí mismo; no temas, porque eso no te lleva a ninguna parte; no ruegues, porque nunca nadie logró salir de la cárcel suplicando”.
AMY GOODMAN: Bueno, quiero darles las gracias a ambos por estar con nosotros. “No confíes, no temas, no ruegues: La extraordinaria historia de los 30 del Ártico”, por Ben Stewart, nuestro invitado, y muchas gracias al capitán Peter Willcox. Así termina nuestra emisión de hoy.
Traducido por Linda Artola. Editado por Igor Moreno y Democracy Now! en Español.