El 16 de marzo, por primera vez, el presidente Biden calificó al presidente ruso, Vladimir Putin, de criminal de guerra por las atrocidades cometidas en Ucrania. Biden hizo esta declaración en momentos que la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes de EE.UU. celebraba una audiencia para determinar si las fuerzas rusas han estado utilizando bombas de racimo en zonas pobladas de Ucrania. Las bombas de racimo explotan en el aire y arrojan cientos de “minibombas”. Desde la oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos se declaró que el uso de bombas de racimo en Ucrania puede considerarse un crimen de guerra. Hablamos con Stephen Goose, director de la División de Armas en Human Rights Watch, acerca del uso de bombas de racimo en la guerra en Ucrania y de por qué ni Rusia, ni Ucrania ni Estados Unidos son signatarios del tratado internacional que prohíbe el uso de ese tipo de bombas. Goose afirma que Estados Unidos “está dispuesto a criticar a quienes usan [estas bombas], pero insiste en su propio derecho a usarlas”.
Para conocer más sobre este tema, vea (en inglés) la conversación que tuvimos con Stephen Goose.