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La búsqueda de una alternativa energética a los combustibles fósiles ha renovado en todo el mundo el interés en la producción de energía nuclear. A pesar de que sus adeptos promocionan la energía nuclear como fuente de energía segura, Tim Judson, de la organización Nuclear Information and Resource Service, considera que el actual impulso de la energía nuclear es un “elaborado plan de lavado de imagen falsamente ecologista”. La energía nuclear “no está libre de carbono”, señala por su parte la activista del pueblo diné Leona Morgan, quien pone de relieve los altos costos que tiene en términos de combustible y la contaminación ambiental que genera la minería de uranio necesaria para producir energía nuclear, particularmente dentro y en los alrededores de las comunidades indígenas del suroeste de Estados Unidos. Morgan señala que si se tomaran en cuenta los costos de carbono previos y posteriores que tiene su producción, sería evidente que la energía nuclear “realmente no va a resolver la crisis energética”.
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