El proceso creativo detrás de “El Juego de Ripper”, la más reciente novela de Isabel Allende

Exclusivo Web04 de junio de 2014
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En esta entrevista, la escritora Isabel Allende, nos habla de su más reciente novela: El juego de Ripper. Esta es la primera incursión de la escritora en el género de novela policíaca, y que además está inspirada en los trabajos del novelista William Gordon, su esposo. El libro trata del crimen en San Francisco y del estrés pos-traumático que viven soldados estadounidenses después de estar en Afganistán.

Allende también nos cuenta sobre el proceso detrás de esta y otras de sus novelas, como La Casa de los Espíritus, El Cuaderno de Maya, El Plan Infinito o La Isla bajo el mar. Todas sus novelas han comenzado un 8 de enero, y todas cargan con pequeños detalles de su vida personal. “¿Porqué no se cambia a la literatura?”, le preguntó el poeta Neruda a Isabel, meses antes de morir y antes de que ella tuviera que dejar Chile tras el Golpe de Estado de 1973. Así, dice Isabel, comenzó su aventura en la literatura.

Transcripción
Esta transcripción es un borrador que puede estar sujeto a cambios.

AMY GOODMAN: Isabel, ¿por qué no empezamos con el porqué de una novela de misterio en este momento?

ISABEL ALLENDE: No fue mi idea. En 2012, 2011, no me sentía muy bien, tenía la sensación de que la edad me pesaba. Y decidí que iba a jubilarme y iba finalmente a tener una gran vida, ¿no? En lugar de trabajar todo el día. Y mi agente dijo… bueno, yo mantengo la agencia. Así que ella dijo: “¡No! No puedes retirarte. ¿Por qué no escribes una novela junto a tu marido?” quien es un autor de novela policíaca, William Gordon. Si no lo has leído, por favor hazlo. A él le encantaría. Y así, empezamos a hablar con Willie sobre la posibilidad de escribir un libro juntos. Y, por supuesto, terminamos peleando terriblemente, y no pasó nada. Y entonces llegó el 8 de enero de 2012, y no teníamos nada. Yo empiezo todos mis libros en esa fecha. Así que me fui a mi casita en…donde trabajo, sin nada, sólo la idea de una novela policíaca y nada más. Así que empecé a sentarme frente a la computadora, y así las cosas-el universo conspira para que esto ocurra. Primero vi a mi nieta jugando un juego llamado… un juego de rol llamado Ripper en línea. Y pensé, bueno, voy a utilizar a un grupo de niños que juegan a este juego para que sean mis detectives. Y luego asistí a una conferencia de escritores de misterio, y aprendí cómo matar a la gente, que es fascinante. Hay muchas, muchas maneras con las que puedes matar sin ser descubierto. En realidad, si eres capturado, eres realmente estúpido, porque hay muchas maneras de hacerlo sin ser descubierto. Y entonces, todo empezó a suceder…

AMY GOODMAN: ¿Puede decirnos cinco maneras fáciles?

ISABEL ALLENDE: Cinco maneras fáciles. Por ejemplo, el veneno.

AMY GOODMAN: ¿Formas indetectables?

ISABEL ALLENDE: Veneno es una manera maravillosa. Empujar a la gente de un coche es otra forma excelente. O en el metro- Quiero decir, en la autopista-en cualquier lugar. Hay muchas maneras. Te puedo dar una clase. En realidad, el Chronicle me llamó “asesina con licencia”. Y ahora mi marido, que piensa que él es mejor escritor que yo, al menos, de novela policíaca, está siempre mirando por encima de su hombro. Siempre. Siempre aterrorizado.

AMY GOODMAN: De hecho, varias de las personas en su libro están de alguna manera relacionadas con Willie, su marido, ya sea llevando su libro, o relacionadas con el hijo del novelista.

ISABEL ALLENDE: Sí, le rendí homenaje a él, porque él tiene un…su detective es un tipo llamado Samuel Hamilton. Y por eso, en mi libro, aparece su hijo, que es igual al padre, también resuelve crímenes. Él no lo sabía. Y le dediqué el libro a él. Y cuando leyó el manuscrito, se encontró con su personaje en el libro, y se sintió muy conmovido. No creo que haya sido nunca tan amada como cuando él leyó eso en el libro.

AMY GOODMAN: Isabel, ¿por qué comienzas tus libros el 8 de enero?

ISABEL ALLENDE: Disciplina. Bueno, empecé porque mi primer libro…yo estaba viviendo en Venezuela, y mi abuelo estaba muriendo en Chile. Y empecé una carta para él el 8 de enero de 1981, que se convirtió en La Casa de los espíritus. Y luego, fuera de cawala…**** suerte, empecé el segundo libro y el tercer libro en la misma fecha. Pero entonces mi vida se complicó por muchas cosas que nada tienen que ver realmente con la escritura, pero la escritura me las recuerda. Y así, por disciplina, tengo que establecer varios meses al año en el que no veo a nadie, no viajo, no hago otra cosa que escribir. Y con el fin de despejar el calendario, necesito un día para empezar. Ya sabes, la escritura es un compromiso de este tipo. Tú probablemente sabes esto. Es un compromiso tan grande que es como enamorarse: estás totalmente inmerso en ello. No importa nada más. Tienes que poner todo tu tiempo y energía en eso. Así que da un poco de miedo. Si no tuviera un día para empezar, estaría postergándolo para siempre, esperando.

AMY GOODMAN: Dije que íbamos a empezar por hablar acerca de Ripper, pero te tomaremos como modelo, como una persona que recurre a la libre asociación y nunca se engancha a lo que dice que va a hacer. Así que volvamos a ese primer 8 de enero, cuando comenzaste La Casa de los espíritus. Háblanos acerca de la redacción de ese primer libro. Quiero decir, nadie había leído tu trabajo antes. No tenías…-

ISABEL ALLENDE: No tenía trabajo.

AMY GOODMAN: Entonces, ¿cómo fuiste a parar fuera de tu país, Chile?

ISABEL ALLENDE: Tuvimos un golpe militar en Chile en 1973, y la vida de los chilenos cambió, para algunos mejoró, para muchos empeoró. Y muchos chilenos abandonaron el país. Yo fui uno de ellos. Yo no quería vivir en una dictadura. Así que me fui del país, y siempre pensé que iba a volver muy pronto, que era una situación muy temporal. Y por eso busqué un país que fuera… en el que pudiera hablar el idioma, porque yo era periodista y pensé que podría trabajar como periodista sólo en español, y en un país que tuviera democracia y donde fuera posible trabajar Y eso…el único país de América Latina que en ese momento ofrecía eso era Venezuela. Venezuela era rico, generoso, tenía las puertas abiertas para todos los que querían venir a trabajar, de habla hispana, y yo pensé que podría trabajar como periodista… que no pude, en realidad. Pero así es como terminé en Venezuela. Y terminé haciendo todo tipo de trabajos esporádicos, antes de pensar en la idea de comenzar a escribir.

AMY GOODMAN: Y entonces, ¿cómo lo hiciste? Tenías allí a tu familia.

ISABEL ALLENDE: Yo tenía a mi marido, mi ex marido y dos hijos. Pero mi marido consiguió un trabajo en el medio de la selva, y lo veía cada dos meses, más o menos, así que mi vida era muy solitaria. No iba hacia ninguna parte, tenía una sensación de que todo era plano para mí. Y yo ya tenía 39 años. No había logrado nada. Sentí que mi vida había terminado, realmente… hasta que este milagro ocurrió, y empecé a escribir este libro.

AMY GOODMAN: Y así, ¿escribías todas las noches después de la cena?

ISABEL ALLENDE: Sí, trabajaba 12 horas al día, dos turnos, en la escuela. Así que me iba de casa para estar en la escuela a las 7:00 de la mañana y luego volvía a casa después de las 7:00. Y así, después de cenar, solía ir a la cocina y escribir en una máquina de escribir portátil. No había computadoras entonces. Cuando pienso que he escrito 560 páginas de un manuscrito en una máquina de escribir portátil, con Tipex, con papel carbón… no creo que tuviera papel carbón; sólo tenía una copia, la primera copia. Si necesitaba, por ejemplo, en un momento, cambiar un nombre, porque mi madre me había dicho: “¿Por qué le pones al villano el nombre de tu padre?” Así que le dije: “¿A quién le importa, madre? Si te divorciaste de él hace mucho tiempo”. Pero ella no lo aceptó. Así que tuve que cambiarlo Y yo tuve que encontrar otro nombre que tuviera exactamente el mismo número de letras para poder poner cada página en la máquina, poner Tipex y escribir el nombre. Y así era como trabajábamos entonces. Es increíble.

AMY GOODMAN: Y acabaste tu manuscrito. Tenías cientos de páginas. ¿Qué hiciste con ellas?

ISABEL ALLENDE: Me las mostré a mi madre, y mi madre me dijo: “Supongo que esto es una novela. No muy buena, pero es una novela”. Y así, ella lo envió a varios amigos que tenía, que eran editores en Argentina, y un editor en Venezuela. Nadie nunca respondió. Nunca nos dieron una carta de rechazo, porque nadie lo leyó. Y nadie respondió. Y entonces, un día, una persona que trabajó en una de las casas editoriales, que era una recepcionista, me llamó y me dijo: “Nadie va a leer este manuscrito. Es un sucio y largo manuscrito de una mujer desconocida. ¿Quién va a leer esto? Usted necesita un agente”. Y yo no sabía que existían agentes para la literatura. Pensaba que eran sólo para los deportes. Y ella dijo: “No,existen, y hay uno en España que es muy famoso “. Y me dio el nombre. Y entonces encontré la dirección y se lo envié a Carmen Balcells en Barcelona. Y publicó el libro. Ella consiguió que publicaran el libro.

AMY GOODMAN: Así que el libro fue publicado por primera vez en España en español.

ISABEL ALLENDE: Si. Y lo publicó porque la editorial quería un libro de Juan Marsé, y ella lo estaba representando. Y ella dijo: “Está bien, les voy a dar el libro, si aceptan el de esta otra mujer. ” Nadie me quería. Y ellos dijeron: “Está bien, sí, tráelo”. Y fue, yo diría que en septiembre, cuando se publicó el libro. En octubre,en la Feria de Frankfurt, todo el mundo, todos los editores en Europa, querían el libro. Así que fue un éxito repentino, de esos que en realidad nunca suceden. Fue realmente un milagro.

AMY GOODMAN: Millones y millones de copias se han vendido desde entonces, en todo el mundo.

ISABEL ALLENDE: “¿Dónde están los millones y millones de dólares?” Me pregunto todo el tiempo. De acuerdo a los números, he vendido 60 millones de libros. Digamos que yo recibiera un dólar por libro. Incluso 10 centavos de dólar.

AMY GOODMAN: Entonces ¿eso te dio la confianza para escribir su segundo libro?

ISABEL ALLENDE: Si. Bueno, Carmen dijo… cuando recibió el manuscrito, Carmen dijo, “Este es un muy buen libro, pero todo el mundo puede escribir un buen primer libro, porque es la historia de su historia. Todo lo que han vivido y todo lo que recuerdan, todo lo que es importante para ellos, va a estar en ese primer libro. El escritor se demuestra en el segundo libro”. Y así, de inmediato me puse a escribir un segundo libro para demostrarle que yo podía ser escritor.

AMY GOODMAN: Y entonces, este libro, decidiste que fuera una novela, y has escrito una novela tras otra. Sin embargo, tú eras periodista en Chile.

ISABEL ALLENDE: Una periodista mala, muy mala.

AMY GOODMAN: ¿Por qué elegiste novelas?

ISABEL ALLENDE: Debido a que era mucho más fácil que ser periodista. Para ser periodista, tienes que tratar con los hechos. Y yo soy terrible con los hechos. Quiero decir, mi nuera que está sentada allí, dice que yo no puedo decir la verdad, que es… porque siempre estoy contando una historia, y las historias son mucho mejor que la verdad. ¿Por qué iría yo a arruinar la historia con una verdad? Así que como periodista, yo no era muy buena. Pero nunca me cazaron, sin embargo, en todas mis mentiras. Me siento mucho más cómoda con la ficción.

AMY GOODMAN: Y, sin embargo, cuando usted estaba en Chile, Pablo Neruda, el gran poeta, le pidío que lo entrevistara.

ISABEL ALLENDE: Mm-mm. Pablo Neruda me pidió que lo visitara en Isla Negra, donde vivía. Y yo que pensaba que era para una entrevista. Pero cuando almorzamos yo le dije… Creo que estaba… quiero decir, el Premio Nobel me había llamado para una entrevista. Había lavado mi coche. Compré una nueva grabadora. Y luego, después del almuerzo, le dije: “Bueno, estoy lista, don Pablo. Podemos hacer la entrevista”. “¿Qué entrevista?” Yo dije: “Bueno, yo vine a entrevistarle a usted.” Él dijo: “Yo nunca dejaría que usted me entrevistara. Usted miente todo el tiempo. Nunca puede ser objetiva. Usted es la peor periodista en este país. ¿Por qué no se cambia a la literatura, donde todos estos defectos son virtudes?” Tenía razón, pero me tomó un tiempo muy largo, porque eso fue 11 días antes de su muerte. Y eso fue en agosto… no, 22 días, en agosto de 1973, justo antes del golpe militar. Y yo escribí el primer libro en 1981, mucho tiempo después de eso.

AMY GOODMAN: ¿Cómo fue su funeral? ¿Cuál fue la respuesta del país en ese momento extremadamente tenso? ¿El funeral fue antes del golpe de estado?

ISABEL ALLENDE: No, murió 11 días después del golpe de Estado. Y fue un momento de terror para la gente de la izquierda. Quiero decir, todos los comunistas fueron declarados proscritos, por lo que estaban ya sea huyendo a otro… tratando de salir del país, o en la clandestinidad, o detenidos. La gente hubiera tenido… hubiera sido un funeral nacional. Quiero decir, si hubiera muerto antes, habría tenido tres días de luto en el país. Pero ese día, estaba lloviendo. Recuerdo el día exactamente, porque yo estaba allí. Pocas personas se atrevieron a salir y seguir el cuerpo hasta el cementerio. Y el embajador de Suecia, un hombre muy alto con un largo abrigo negro, lo siguió… estaba en el funeral. Y pensé que el único… porque había militares con ametralladoras a ambos lados de la calle, y yo pensé, si disparan, no van a matar a este tipo. Él es un embajador. Así que me aferré a su abrigo y fui caminando detrás de él y rezando para que no pasara nada. Y luego, al pasar por un sitio de construcción, uno de los trabajadores estaba cantado. Cuando pienso en esto, es muy emocionante. Él gritó y dijo: “¡Pablo Neruda! ¡Presente!” Todo el mundo respondió. Y luego dijo: “¡Compañero Salvador Allende!” Y todo el mundo gritó: “¡Presente!” Hacer eso podía significar la muerte en ese momento. Así que aquellas personas- No sé cuántos éramos, tal vez 150, no sé, 200. Estábamos caminando detrás de ellos. Fue un momento muy emotivo.

AMY GOODMAN: Vamos a hablar de Salvador Allende. ¿Estás relacionada familiarmente con él?

ISABEL ALLENDE: Vagamente, porque era primo hermano de mi padre. Y mi padre dejó a mi madre cuando yo tenía tres años. Él realmente la abandonó en Perú con dos bebés. Y mi madre dio a luz a mi hermano en su casa unos días más tarde. Y así, mi madre… regresó a Chile, y yo crecí en la casa de mi abuelo. Yo nunca vi a mi padre otra vez después de ese día. Ahora está muerto. Y yo sólo lo vi una vez en la morgue cuando tuve que identificar el cuerpo. Pero yo no podía identificar el cuerpo porque nunca lo había visto antes. Pero él estaba relacionado con Salvador Allende. Y después de que mi padre se fue, la única persona de la familia de Allende que estaba en contacto con mi madre, constantemente, fue Salvador Allende, Tencha y las hijas, que eran mis primas. Y entonces, mi madre… yo no diría que se casó con mi padrastro, porque en Chile no había divorcio, por lo que no podía casarse. Digamos que se juntaron. Esa fue la manera elegante de decir que estaban teniendo relaciones sexuales. Y empezaron a vivir juntos, y él era un buen amigo de Salvador Allende. Así, cuando Allende era presidente, esos tres años 1970-1973, mi padrastro era embajador en Argentina. Y él vendría cada dos meses, más o menos, reportar al gobierno, y por lo que tiene que ver más de Salvador Allende cuando era presidente. Pero no tanto como cuando estaba creciendo.

AMY GOODMAN: Y así, ese día, ese otro 11 de septiembre 1973, ¿dónde estabas cuando Salvador Allende-

ISABEL ALLENDE: En Santiago. En Santiago, y fue… un día extraño, porque la gente hablaba de un golpe de Estado, pero no teníamos experiencia, realmente, en Chile. No sabíamos lo que era. Y yo trato explicarle a los estadounidenses, y es difícil imaginar la posibilidad de que el ejército se haga cargo del gobierno; que las personas sean detenidas; que las personas sean asesinadas, torturadas; que el presidente muera; que vayan a bombardear la Casa Blanca; que el Congreso sea eliminado; que los partidos políticos sean eliminados. Es difícil de imaginar, pero… así, fue muy difícil para nosotros, los chilenos, imaginar que algo así iba a suceder. Ahora, muchas cosas llevaron al golpe de estado. El país estaba roto, era un caos antes, antes del golpe. Por lo tanto, era previsible que algo así iba a suceder. También la CIA estuvo involucrada. Pero nosotros no lo sabíamos. Y el día del golpe, salí de mi casa, me fui a trabajar, y las calles estaban vacías, a excepción de algunos trabajadores que estaban esperando a los autobuses que nunca llegaron y de los camiones militares que estaban… eso era todo lo que se podía ver en las calles. Y luego, muy pronto, se empezaron a oír los aviones y helicópteros. Y fui a recoger… no teníamos un teléfono, así que me fui a la casa de un amigo para llamar a mi suegra…para sacar a los niños de la escuela. Mis hijos estaban caminando a la escuela. Y me dijo: “Hay que sacar a los niños”. Así que me fui a la casa de este amigo, y esta mujer estaba horrorizada porque su marido había salido muy temprano. Fue profesor en el Instituto Nacional, que es el centro de Santiago, cerca de La Moneda, el palacio. Y así, le dije: “Voy a ir a buscarlo”. Y yo no sé lo que estaba pensando. Me fui en mi coche. Mi coche era un pequeño Citroën pintado con flores. Yo había pintado las flores, así que era el camuflaje. Y yo lo había pintado con flores, debido a que el único coche que se hizo en Chile fue ese Citroën, y lo había sólo gris y azul claro, por lo que aparcabas el coche, y nunca lo encontrabas de nuevo. Podías pasar una hora tratando de encontrar el coche. Así que lo pinté con flores, y siempre lo encontraba, y todos los demás en Chile sabía que era mi coche, ¿no? Así que fui con este coche —no puedo creerlo— hasta el centro de Santiago en medio de las pistas militares para recoger este tipo, este maestro. Y llegué al Instituto Nacional. Todas las puertas estaban abiertas. No había nadie allí. Militares.. quiero decir, había soldados corriendo de un lado a otro. Y yo simplemente aparqué el coche y entré al Instituto, y luego el chico que estaba allí, una recepcionista o alguien, un portero o alguien, dijo, “Don Osvaldo está allá arriba en el techo”. Así que fui a la planta superior, y desde allí vimos el bombardeo del palacio. Y escuchamos en su pequeña radio las últimas palabras de Salvador Allende. Lo recuerdo muy vívidamente, porque este hombre, que era un hombre obeso, lloró como un bebé. Quiero decir, él estaba devastado. Y yo no pude entender lo que estaba pasando. Era tan- tan increíble que yo no entiendo. Y luego lo metí en el coche, y nos fuimos por carreteras secundarias, y no se como lo llevé a casa. Y llegué a mi casa muy tarde, pero llegué. Y mi suegra había recogido a los niños, y todo parecía estar bien, hasta que empezamos a escuchar las noticias en la televisión y sobre el toque de queda. Y tuvimos dos días de toque de queda que no se podía salir en absoluto. Por lo tanto, yo no tenía un teléfono. Era una cosa tan extraña.

AMY GOODMAN: ¿Entendió entonces que su primo había muerto, que Salvador Allende…

ISABEL ALLENDE: Yo lo supe, porque yo tenía un programa de televisión en ese momento, y la productora del programa estaba casada con uno de los bomberos que sacaron el cuerpo de Allende de La Moneda, por lo que él lo vio. Y él se lo dijo a su esposa, y su esposa me lo dijo a mi. Así que lo supe el mismo día. Y fui a casa de mi suegra para llamar a mis padres. Mis padres ya lo sabían. El mundo lo sabía. Pero en Chile, no lo sabíamos, porque todo era… la prensa estaba controlada, excepto Radio Cooperativa, creo que era la única que aún estaba funcionando.

AMY GOODMAN: ¿Hubo un funeral de Salvador Allende?

ISABEL ALLENDE: No. No, no, no. La familia… el gobierno mexicano envió un avión para rescatar… para ofrecer asilo a la familia y a los más allegados… las personas que habían trabajado con él muy de cerca, médicos y, aquellos que no habían sido detenidos, porque la mayoría de ellos habían sido detenidos. Y Tencha se quedó hasta que pusieron el cuerpo en una tumba provisional. Y se quedó allí durante muchos, muchos años. Y luego… tarde, mucho más tarde, después de 30 años, el cuerpo fue debidamente identificado y debidamente enterrado.

AMY GOODMAN: De modo que el funeral de Pablo Neruda se produjo después de la muerte de Salvador Allende.

ISABEL ALLENDE: Sí, y es por eso que la gente gritaba “Salvador Allende! ¡Presente!”

AMY GOODMAN: Claramente eso a marcado sus trabajos o han sido un telón de fondo, a pesar de que son novelas.

ISABEL ALLENDE: Así es Quiero decir, estoy totalmente segura de que si me hubiera quedado en Chile, yo no sería escritora y continuaría siendo una periodista pésima, pero muy feliz. Muchas vidas cambiaron en Chile, no sólo con el golpe de Estado, antes, cuando Allende fue elegido. Esa fue una situación horrible para muchas personas en Chile. Y la mitad del país no apoyaba al gobierno. Así, desde la distancia, usted puede ver los dos lados y entender que lo que pasó fue consecuencia de que Allende fuera elegido, en primer lugar, durante esa época de Guerra Fría, cuando los Estados Unidos no iba a permitir un gobierno socialista. Ya tenían Cuba, por lo que nunca lo permitirían.

AMY GOODMAN: En El cuaderno de Maya el golpe de estado juega un papel clave en los personajes con los que Maya se encuentra cuando va a Chile.

ISABEL ALLENDE: Sí, Maya es- es un libro extraño, porque vino… la idea de Maya, del Cuaderno de Maya, es una adolescente, una niña, que se mete en problemas, en grandes, grandes problemas. Y la inspiración fue mi nieta Nicole, que tenía 15 años en ese momento. Preciosa. Tenía el aspecto de Jennifer López a los 15, y tenía el cerebro de una persona de 80 años de edad- y un novio infernal. Así que estábamos horrorizados. Pensamos que esta chica nunca llegaría a la edad adulta porque iba a terminar en todo tipo de…no problemas graves, debido a que su padre y Lori la estaban vigilando constantemente.

AMY GOODMAN: Su madre está en la primera fila. Debes tener cuidado con lo que dices.

ISABEL ALLENDE: Sí, bueno, mi hijo es un friki, un geek de la computadora. Así que hackeaba todo. Y él siempre cogía a Nicole justo antes del abismo. Cuando ella iba a hacer algo realmente estúpido, el padre la estaba esperando allí, porque él había hackeado la computadora.

AMY GOODMAN: ¿Así que Maya tenía su propia NSA?

ISABEL ALLENDE: Sí, exactamente.

AMY GOODMAN: Viendo todo- ¿leía cada golpe de teclado?

ISABEL ALLENDE: Cada, cada paso. Y ahora, está en la Universidad de Nueva York-en NYU. Ella está en el equipo de voleibol. Ella tiene un novio maravilloso. Todo está muy bien. Pero teníamos miedo. Así que pensé, si yo escribo un libro sobre todas las cosas que podrían sucederle a Nicole, no van a suceder, porque no funciona de esa manera. Es al revés. Si hubiera ocurrido y yo hubiera escrito sobre ello, está bien. Pero si usted escribe sobre ello, no va a suceder. Así que pensé, voy a exorcizar todos los males que podrían sucederle a Nicole escribiendo un libro horrible. Y así surge esta horrible adolescente que se mete en serios problemas. Y entonces ella tiene una abuela que es, por supuesto, una abuela maravillosa, tan inteligente, de Chile, una chilena exiliada… sólo por casualidad. Y esta abuela salva a la chica enviándola a Chiloé al sur de Chile. Y allí- *

AMY GOODMAN: ¿Cuál es el problema en el que se mete Maya?

ISABEL ALLENDE: Todo. Comenzó con pequeños robos y la marihuana y el chico- la horrible novio y todo eso. Y entonces ella termina en Las Vegas prostituyéndose para una pandilla de drogadictos y traficantes de drogas, y ella termina en las calles de Las Vegas, quiero decir, destruida. Y allí, la abuela la recoge, la encuentra finalmente esta maravillosa abuela. Y ella la encuentra y la envía a Chiloé. ¿Por qué enviarla a Chiloé? Bueno, porque ella es chilena. ¿Por qué a Chiloé? Debido a que ella le pidió a la única persona en el mundo a la que ella puede pedir el favor de cuidar de esta criatura que es un desastre. ¿Y quién es esta persona? Y así comencé a crear esta historia, y esa es la otra parte del libro, la parte que ocurre en Chile. Y la persona que la rescata en Chiloé es alguien que tiene un pasado ligado al tiempo después del golpe militar.

AMY GOODMAN: ¿Y por qué Chiloé?

ISABEL ALLENDE: ¿Por qué Chiloé? Debido a que Chiloé es un lugar mágico. Chiloé es un archipiélago en el sur de Chile es estuvo desconectado del continente durante mucho tiempo. Fue la última parte del territorio que se convirtió en parte de la república. Fue parte de España por un tiempo muy largo y muy aislado, con el peor clima en el mundo, según Darwin- estas no son mis palabras. Y así, el invierno es muy largo y duro. Así que las personas que vivían allí, desde hace siglos, eran sólo las personas que habían nacido allí. Nadie fue a Chiloé, a excepción de unos pocos escandinavos locos, tal vez, o alemanes, pero ningún chileno. Y entonces, de repente, se convirtió en una especie de moda para los chilenos. Y luego se convirtió en un lugar turístico. Y ahora ha cambiado por completo. Cuenta con una isla principal y muchas islas pequeñas que, cuando la marea está alta, se desconectan, pero cuando la marea está baja, se puede A veces incluso se puede caminar de una a otra. Es un lugar muy extraño, con su propia mitología, con sus propias creencias y costumbres. Debido a que el invierno es tan largo, la vida pasa alrededor de una estufa de hierro que siempre está caliente, el invierno y el verano, en el centro de la casa, y todo lo que sucede allí. La gente bebe mate y té y cuentan historias. Es realmente mágico. Y he pasado mucho tiempo allí, y pensé, ¿dónde podría enviarla que fuera como el fin del mundo, donde las bandas de Las Vegas nunca la encontraran? Chiloé.

AMY GOODMAN: Y puesto que la CIA podría haber estado involucrada, la desconexión fue muy importante porque ella estaba muy apegada a todos sus aparatos, como tantos jóvenes.

ISABEL ALLENDE: Sí, el peor castigo para ella era dejar el teléfono celular detrás, e Internet y todo. Sólo hay un café Internet, y ella ni siquiera tiene el dinero para el café Internet. Por lo tanto… Me divertí mucho escribiendo la historia debido a la investigación en Chiloé. Eso fue maravilloso. Fuimos con Lori y mi hijo y mi marido, y pasamos un rato con un guía que nos llevó por todo el lugar y nos contó todas las historias. Incluso, terminamos en una cueva con las brujas. Las brujas son simplemente estas mujeres jóvenes, mujeres hermosas, maravillosas jóvenes, que se reúnen. Se hacen llamar Las Brujas, y tienen este- es como un círculo de mujeres, muy- y es muy íntimo, porque es en esta “cueva”, que- la llaman “El Ruco” o “La Ruca” que es casi subterránea, oscura y mágica. Todas las historias son simplemente geniales.

AMY GOODMAN: Pero este problema de las drogas es uno que es muy cercano a usted. Con Nicole, usted quería que no sucediera. Pero se puede hablar de los propios… sus… los paralelismos con su familia?

ISABEL ALLENDE: Por desgracia, yo no tuve que investigarninguna de las drogas o el mundo de las drogas en el libro, porque mi marido tiene tres hijos biológicos; dos de ellos ya han muerto por causas relacionadas con las drogas- Jennifer, su hija, y, recientemente, su hijo, Harley. Y su hijo mayor también está utilizando, y él está vivo, pero no tiene mucha vida, realmente. Y he visto la devastación de las drogas para la persona y para todos a su alrededor- la familia, la comunidad, todo el mundo. Y en este país y en la mayoría de los países, la adicción a las drogas se trata- se penaliza, es tratada como un crimen. Es una cuestión de salud pública y no se trata como salud pública. Y he visto que el 80 por ciento de los problemas que mis hijastros han tenido se deben a que han tenido que lidiar con el hecho de que las drogas son ilegales, y- por lo tanto, pasan el tiempo en la cárcel. Ellos compran esa mierda que se inyectan y mueren, por supuesto. Así que ha sido una experiencia muy fuerte.

AMY GOODMAN: Cuando nos vimos por última vez, fue cuando usted vino a hablar de “El cuaderno de Maya” el año pasado. Harley acababa de morir.

ISABEL ALLENDE: Así es.

AMY GOODMAN: Y cuando él estaba vivo, no quería que usted escribiera sobre él. ¿Puede describir el libro y lo que tuvo que hacer?

ISABEL ALLENDE: Escribí un libro de memorias llamado “La suma de nuestros días”, que no es mucho sobre mí, sino que se trata de mi pequeña tribu que había juntado con un gran esfuerzo, y que ahora se ha ido, porque todos los niños se fueron a la universidad y desaparecieron. Pero, en ese momento, esa pequeña tribu era mi vida. Y escribí acerca de muchas personas en la familia, y escribí sobre Harley, porque Harley había estado usando ñas drogas más pesadas. Pero él había estado- había estado en rehabilitación y quedó limpio. Estuvo limpio durante varios años. Y fue el momento de la redención. Y yo pensaba que era una bella historia de esperanza el hecho de que una persona realmente pudiera tener redención, pudiera ser rehabilitado. Y en realidad, vivió una vida, una especie de vida, por muchos, muchos años, hasta que comenzó a usar de nuevo y luego murió. Pero en ese momento, no quería aparecer en el libro como un adicto a las drogas. Él tenía razón, en ese sentido, porque una vez que usted está en un libro, usted está siempre como en una fotografía, ¿sabe? No sé, como congelado en el tiempo. Y, por supuesto, él no quería que ese fuera el retrato de él. Tuve que volver a escribir todo el libro para sacarlo, porque no era como si estuviera en un solo capítulo. Estaba en todo el libro.

AMY GOODMAN: ¿Cómo se sintió en ese momento? Seguramente ha tenido que enfrentar en otras situaciones en las que, si alguien considera que, aunque usted está escribiendo ficción, tal vez es más cierto que la ficción, y no quieren ser incluidos.

ISABEL ALLENDE: Yo siempre los saco, porque-hay un límite. ¿Cuáles son las historias- qué historias son mías para contar? ¿Y cuáles no? ¿Qué historias pertenecen a otras personas? Uno no puede arruinar la vida de alguien porque quiere escribir una historia. Así que yo siempre digo- Yo siempre bromeo y digo que si tengo que elegir entre un miembro de mi familia y una historia, elijo la historia, por supuesto. Pero, en verdad, no lo hago, porque soy cuidadosa. Y si alguien-yo siempre les muestro el manuscrito, si alguien decide, como Harley hizo, que no quiere estar allí, Lo saco. Lo que no hago es cambiar las cosas. Puedo añadir cosas. Pero yo no cambio el tono o mi visión de lo que está pasando. Si usted no quiere estar allí, está bien. Pero yo no puedo cambiar porque, sorprendentemente, la gente tiende a querer aparecer más en el libro Así que, ¿qué tanto vas a contar sobre una persona? Tienes que elegir como autor.

AMY GOODMAN: Así que que lo incluiste en el próximo libro.

ISABEL ALLENDE: No.

AMY GOODMAN: ¿O en cualquier punto de cualquiera de sus libros?

ISABEL ALLENDE: Nunca.

AMY GOODMAN: ¿Lo trajo de nuevo a este…

ISABEL ALLENDE: No.

AMY GOODMAN: …una vez que él había muerto?

ISABEL ALLENDE: No, no lo he hecho y no lo haré, porque su pasado- la última cosa- cuando él me dijo que no quería estar en mi libro, nunca hablamos de eso otra vez, así que es su última declaración al respecto.

AMY GOODMAN: ¿Su marido tiene los mismos privilegios?

ISABEL ALLENDE: ¿Qué quieres decir?

AMY GOODMAN: Al escribir sobre- ¿A él le parece que hay personajes como él en el libro que -en sus libros…

ISABEL ALLENDE: Oh, todo el tiempo.Él está muy orgulloso de esto. Escribí un libro llamado “El plan infinito” que se basa libremente en su vida, y él va por ahí diciéndole a todo el mundo que es su biografía. Y-

AMY GOODMAN: ¿El pone su autógrafo en los libros?

ISABEL ALLENDE: Sí, por supuesto. Él autógrafía el libro y está muy orgulloso. Willie es un personaje. No tiene vergüenza. Es que-nunca está avergonzado de nada. Es simplemente increíble. Cuando Harley dijo: “Yo no quiero estar en el libro”, Willie se enojó y él dijo: “¿por qué no, si es verdad?” Y yo dije: “Willie, él es tu hijo, y tiene el derecho de estar en el libro o no”. Y así, él estaba totalmente en contra de la idea de que yo le debería mostrar el manuscrito a la gente. No, Él- gracias a Dios no escribe memorias, porque mi [inaudible] horrible.

AMY GOODMAN: Lo que nos trae de vuelta a “Ripper”, su último libro, el libro que usted no podía escribir con su marido, aunque usted alude a él en varias ocasiones. Hable acerca de cómo escribir esta novela de misterio y el tipo de investigación que hizo para ella, y cómo fue diferente de la escritura de sus novelas.

ISABEL ALLENDE: Bueno, he estado escribiendo un montón de novelas históricas, que requieren una enorme investigación y ser muy cuidadosos con todos los detalles, porque los historiadores están viendo, y van a encontrar cualquier pequeño error. Y la última novela histórica que escribí fue “La isla bajo el mar”. Cuatro años de investigación sobre la esclavitud, el peor tema posible. Terminé por cansarme de él. Y así, cuando escribí “Ripper”, tuve que investigar acerca de cómo matar a la gente, lo que es muy- es divertido. Pero no es esclavitud. Por lo tanto, tuve la sensación de escribir con menos seriedad, con tono burlón, divirtiéndome. Incluso la investigación fue muy divertida, porque la gente a la que le pedí o la gente que me ayudó en la investigación fueron divertidas, también. Por ejemplo, un doctor Lyle, quien es un hombre muy divertido, y él es un experto en todas las formas de la medicina forense. Por lo tanto, él tiene una página web Se puede incluso ver la página web. Él tiene-y tiene un blog. Y recibe preguntas. Así que leí las preguntas, y obtuve mis asesinatos. Por ejemplo, una pregunta de un lector dice: “Dr. Lyle, si le inyecto un diluyente de la sangre a mi víctima, y luego la apuñalo 13 veces, y la cuelgo de los pies en la ducha, ¿la sangre coagularía en la bañera?”. ¿No es eso maravilloso? ¿Absolutamente maravilloso? A mí nunca se me hubiera ocurrido eso. La idea de que se puede disparar- disparar veneno que ha sido congelado en forma de una bala, y le disparas a alguien- no deja una marca, y penetra en la piel, y la persona no muere inmediatamente, por lo que no se puede conectar con usted. Sólo tiene que venir si necesita eliminar a alguien; Puedo decirle mil maneras de hacerlo que son elegantes, perfectas.

AMY GOODMAN: Pero no fue sólo la forma de matar lo que usted investigó, puesto que una gran parte de su historia sucede en un centro de salud holística, cómo sanar.

ISABEL ALLENDE: Sí, bueno, ese centro de curación, No tuve que inventármelo. No inventé nada. La mayor parte sucede realmente. Investigué North Beach, el barrio italiano en San Francisco. Y yo-y la clínica holística, la curandera, está basado en una amiga nuestra llamada Ana Cejas, que vive en Argentina, y ella es la curandera que fue modelo para el libro. Ahora, todas las cosas que ellos hacen en esta clínica holística, las hacen también en San Francisco, y mi marido las practica, porque se le diagnosticó, por error, una enfermedad terminal, así que no había nada que la medicina tradicional pudiera hacer por él, y empezó a intentar todo tipo de medicina alternativa. Así que ahora soy una experta en todo tipo de cosas- la acupuntura, el yoga, los cristales, lo que sea, la astrología. Todo puede ser utilizado.

AMY GOODMAN: Reiki.

ISABEL ALLENDE: Por supuesto reiki, y todo tipo de suplementos y hierbas y el agua sagrada que se trae de Brasil y todo tipo de cosas.

AMY GOODMAN: ¿Usted ha intentado algo de esto?

ISABEL ALLENDE: Sí. Está vivo.

AMY GOODMAN: ¿Cómo dice?

ISABEL ALLENDE: Mi marido está vivo. Debería estar muerto. Debería estar muerto, pero creo que ya ha sobrevivido a su sentencia de muerte por como seis meses. Gracias a todo este asunto holístico, él está bien.

AMY GOODMAN: ¿Aromaterapia?

ISABEL ALLENDE: Por supuesto. Él es, ya sabe, él es totalmente alérgico a los perfumes. No puedo usar colonia. Pero él lleva una cadena con un medallón, y pone todos los días un perfume diferente allí que- esta cosa de la aromaterapia. Así que está- por ejemplo, el jazmín es para una cosa, el geranio para alguna otra, y a veces lo mezcla. Huele como a una puta. Toda la casa huele. Así que no me gusta la aromaterapia.

AMY GOODMAN: Usted también tiene un personaje en “Ripper” para el que claramente tuvo que hacer mucha de investigación sobre los soldados que vuelven a casa. De hecho, Ryan está en las fuerzas especiales- estaba en las fuerzas especiales.

ISABEL ALLENDE: Sí, un SEAL de la Marina. Como mencioné en la rueda de prensa, que tengo una persona que trabaja en la fundación, una hippie completa, adorable, Sarah Kessler, quien es una gran investigadora. Así que le dije que necesitaba un soldado. Yo no sé nada de los militares. Realmente necesitaba obtener toda esa información como parte de la investigación. En 24 horas, ella me consiguió un SEAL de la Marina que estaba dispuesto a hablar. Son muy reservados. Y volamos juntas a Washington y pasamos tres días con él. Y me dio el personaje; No tuve que inventar nada. El personaje estaba hecho.

AMY GOODMAN: Explique quién es Ryan y sus luchas con el trastorno de estrés postraumático.

ISABEL ALLENDE: Ryan es un ex SEAL de la Marina que tuvo que retirarse porque estaba terriblemente herido. Perdió una pierna. Y tiene el síndrome post-traumático, y él está obsesionado con un incidente que sucedió en Afganistán en el que se vio involucrado, y mató a una familia. Por supuesto, se trataba de una- era una operación que no funcionó. Y un operativo, creo que lo llaman- No sé cómo se llame. Y la historia es maravillosa, la historia de este hombre en el libro. Y luego agregué al perro, porque soy una amante de los perros. Y así, tenemos una- los SEAL de la MArina, bueno, los militares tienen- Creo que tan solo en Afganistán, unos 2.300 perros, perros de guerra, y estos son perros muy especiales, cuesta una fortuna entrenarlos, y son considerados como soldados. Tienen todos los honores militares de los soldados. Es muy interesante.

AMY GOODMAN: Su nombre es Atila.

ISABEL ALLENDE: Atila.

AMY GOODMAN: ¿Cómo se le ocurren sus nombres?

ISABEL ALLENDE: Con el nombre, porque- esto es lo que le ocurrió. Hace muchos años, tuve que llevar una bandera en las Olimpiadas, por error. Cometieron un error, y yo terminé llevando la bandera- con otras personas, no por mi cuenta. La bandera era enorme. Así que yo llevaba la bandera con un montón de gente, y fui considerada una “persona importante”, porque- y esto es lo que pasó, se trataba de la misma semana en la que algunos dibujantes daneses habían hecho una ilustración de Mahoma, y el mundo musulmán se enfureció. Y esta era la época de los Juegos Olímpicos, y la seguridad tuvo que ser reforzada. Y, por supuesto, ellos no confiaban en la seguridad italiana. Yo tampoco lo haría. Así que la trajeron de Alemania. Así que unos guardaespaldas alemanes estaban allí. El contraste entre los guardaespaldas alemanes y el resto del pueblo italiano era simplemente fantástico. Y así, los alemanes organizaron la seguridad para las “personas importantes”, y me asignaron un guardaespaldas llamado Thorsten, un policía alemán enorme vestido con cuero negro con todo tipo de micrófonos, pistolas, walkie-talkies, lo que puedas imaginarte. Él parecía aterrador, pero tenía el alma de una doncella, una persona muy suave, era maravilloso. Nos hicimos amigos. Y tiene un perro- tenía un perro llamado Attila. Así que le puse ese nombre al perro por su perro… porque su perro murió.

AMY GOODMAN: Ahora que usted ha hablado de los Juegos Olímpicos, la mayoría de personas quizás no sepan que Isabel Allende es una atleta olímpica.

ISABEL ALLENDE: No.

AMY GOODMAN: Pero va a tener que decirnos el resto de la historia, y luego volveremos a “Ripper”, porque me encantaría que lea un poco de ella. ¿Pero cuándo fue esto? ¿En 2006 en Turín, Italia?

ISABEL ALLENDE: Sí, no me acuerdo muy bien el año, pero recibimos una llamada de teléfono diciendo que yo había sido elegida para llevar la bandera en los Juegos Olímpicos. Y pensé que debía haber un error. Nunca he hecho deporte alguno en mi vida. No sé lo que es una cinta de correr. Nunca he estado en un gimnasio. Dije: “¿Qué?” Y mi hijo, que es realmente un atleta, y compite en el “Ironman,” no podía creerlo. Él pensó que era la cosa más injusta del mundo. Pero ellos me eligieron para representar a América del Sur. Y Susan Sarandon iba a representar a América del Norte, y Sophia Loren, Europa. Bueno, y yo estaba entre ellos- no era una buena posición. Así que llegamos allí, y, en primer lugar, ocho horas en la sala verde, debido a la seguridad, así que llegué a conocerlos de verdad. Sophia Loren todo el tiempo comía galletas y bananos, y ella es delgada. ¿Cómo puede estar delgada si sólo come carbohidratos? Y ella dice que todo se debe a los espaguetis. Eso no es cierto, porque lo intenté, y he ganado 10 libras en los lugares equivocados. Ella es espectacular. Ella tenía, en ese momento, unos 74, ¿no, Lori? Ella tenía más de 70. Se veía espectacular, desde la distancia. De cerca, se puede ver más del maquillaje, pero aún así, las piernas y los pechos y el bronceado y la melena de cabello —podría ser una peluca, pero yo no lo creo. Así que le pregunté: “Te ves tan fantástica”–o alguien le preguntó, y dijo: “Postura. Postura. Yo camino recto. Me siento recta. Y yo no hago los ruidos de la tercera edad”. Así que, uhhhhh, nada de eso. Así que ahora tiene 80 años, y todavía se ve espectacular sin los ruidos de los ancianos, así que tenga eso en cuenta. Luego, tuvimos que llevar la bandera, y estaba helando. Fue alrededor de la medianoche. Todo el mundo estaba agotado. Y teníamos que estar parados en un lugar. La bandera es enorme, por lo que ocho personas tienen que cargarla todas mujeres, cuatro por un lado, cuatro por el otro, y estoy justo detrás de Sophia Loren y frente a Susan Sarandon. Luego pudimos llevar la bandera, levantar la bandera. Sophia, todo el mundo pone la bandera en su hombro, y tengo que llevar la bandera de esta manera. Sophia Loren estaba caminando como una jirafa, con elegancia, y Susan Sarandon espectacular y sexy detrás, y yo estoy trotando con la bandera de esta manera. Pero debido a que yo estaba detrás de Sophia Loren, Salía en todas las fotos, por supuesto-entre sus piernas. Pero ahí estaba. Y en muchas de las fotos— y tengo algunas en mi oficina- se ve la bandera, se ven Sophia Loren y Susan Sarandon, y mis piernas. La bandera me cubre por completo. Soy invisible. Así que esos fueron mis 15 minutos de fama en los Juegos Olímpicos.

AMY GOODMAN: ¿Quisiera leer algo de “Ripper”, su último libro?

ISABEL ALLENDE: Voy a leer sólo unos dos minutos, porque tal vez alguien tiene una pregunta.

AMY GOODMAN: Sí.

ISABEL ALLENDE: Lo más importante, según mi esposo, quien es un autor de novela negra, como he dicho, en un misterio es tener un cuerpo en la primera página. Así que hay que empezar con un cadáver y luego tratar de crear suspenso. Así que voy a leer durante dos minutos una parte-uno de los crímenes, que no es el primero, porque es corto. “Rachel Rosen sintió algo detrás de ella, una presencia enigmática como un mal recuerdo; ella se quedó inmóvil, envuelta por el mismo miedo que había sentido en el garaje Trató de controlar su imaginación, no quería acabar como su madre, que había pasado sus últimos años encerrada en su apartamento, sin salir nunca, convencida de que la Gestapo la estaba esperando al otro lado de la puerta. Las personas mayores se asustan, pensó, pero yo no soy como mi madre. Le pareció oír un crujido de papel o de plástico y se volvió hacia la puerta de la cocina. Ella pudo ver una sombra en la puerta, una figura borrosa, hinchada, sin rostro, moviéndose lentamente y torpemente como un astronauta en la luna. Un aullido terrible y ronco le salió de la boca del estómago, surgiendo a través de su pecho como un fuego ardiente. Ella vio a la temible criatura avanzando hacia ella. Un segundo grito se atascó en su garganta, y se quedó sin aire. “Rachel Rosen dio un paso hacia atrás, tropezó con la mesa, Rachel Rosen dio un paso hacia atrás, tropezó con la mesa y cayó de lado, protegiéndose la cabeza con los brazos. Ella estaba en el suelo, pidiendo en voz baja que no le hiciera daño, ofreciéndole dinero y cualquier otra cosa de valor en la casa. Temblando, se metió debajo de la mesa y se acurrucó, suplicando y llorando, durante los tres minutos interminables en los que continuó consciente. Ni siquiera sintió el pinchazo de la aguja en el muslo”.

AMY GOODMAN: ¿Está pensando en escribir otra novela de misterio?

ISABEL ALLENDE: No en este momento. Me gustaría poder hacer eso en el futuro, pero- porque me he divertido mucho. Pero en este momento estoy escribiendo, No sé, un libro que no va a ninguna parte. Ya lo veremos.

AMY GOODMAN: ¿Alguna vez ha empezado un libro que no haya terminado?

ISABEL ALLENDE: No, siempre he terminado, porque aparezco, todos los días, hasta que sucede.

AMY GOODMAN: Ahora vamos a pedirle a la gente que haga preguntas, permítame concluir con este punto sobre su forma de escribir. Apuesto que mucha gente aquí, haga lo que haga en su vida, el tipo de concentración que eso requiere, ¿cuál es su ritual diario para escribir?

ISABEL ALLENDE: Soy una persona diurna, por lo que escribo por la mañana temprano. Empiezo muy temprano en la mañana. Normalmente escribo todo el día.

AMY GOODMAN: ¿Desayuna antes?

ISABEL ALLENDE: Yo como, bebo café, dos tazas de café, y a veces una tostada. No necesito comer mucho cuando estoy escribiendo. Esa es la verdad. Me divierto mucho escribiendo. Y me paso todo el día escribiendo. Ahora me tengo que levantar cada 45 minutos y caminar un poco por el jardín, porque me duele la espalda, y luego sacar los perros dos veces al día, y eso es todo. El resto es sólo escribir, investigar, leer, soñar, pensar, vivir con los personajes. Es una compulsión. Y luego, cuando el libro está terminado, me siento aliviado de que finalmente haber acabado. Y entonces me deprimo por como 25 minutos, porque los personajes se han ido, y han estado viviendo conmigo por tanto tiempo. Ellos son mis compañeros.

AMY GOODMAN: ¿Existen otras aspiraciones que tengas, además de la escritura?

ISABEL ALLENDE: Sí, me hubiera gustado tener las piernas largas.

Traducido por Igor Moreno, Glenda Rosado, Pablo Medina, Camila Osorio y Democracy Now! en Español

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