Mensajes de correo electrónico recientemente difundidos siguen poniendo en duda el desempeño del ex director de FEMA, Michael Brown. En la mañana en que el Huracán Katrina golpeaba la Costa del Golfo, Brown le escribía a un colega: “¿Puedo renunciar ahora? ¿Puedo irme a casa?” Unos días después, le escribe a un conocido: “Ahora estoy atrapado, por favor rescátame.” En otros correos electrónicos enviados por Brown en los días previos a la tormenta y durante la misma habla sobre la búsqueda de un cuida-perros y reflexiona sobre su vestimenta. Tres días antes de que Katrina llegara a Louisiana, Brown le escribía a su secretaria de prensa Sharon Worthy: “¿Me pondré corbata esta noche o no? ¿La camisa azul de botones?” Días más tarde, Worthy le aconsejaba a Brown: “Por favor, remángate la camisa, todas las camisas. Hasta el presidente se remangó la camisa hasta el codo. En esta [crisis] y en la televisión debes dar una mayor imagen de estar trabajando duro.”
El 29 de agosto, día en que la tormenta azotó Nueva Orleans, Brown recibió un correo electrónico de la subdirectora de FEMA y encargada de relaciones públicas, Cindy Taylor. En el mismo Taylor le decía: “Te ves espectacular — ¡Y no me refiero al maquillaje!” Brown le contestaba: “Lo compré en Nordstroms… ¿No estás orgullosa de mí?” Una hora después, Brown escribía en otro correo: “Si miras mi hermoso atuendo FEMA, realmente te darán ganas de vomitar. Soy un dios de la moda.”
Dos días más tarde, Brown recibió un correo de Marty Bahamonde, uno de los pocos empleados de FEMA que estaba en el lugar de los hechos en Nueva Orleans. Bahamonde le decía a Brown “la situación [en el estadio Superdome de Louisiana] ya pasó de crítica”. A lo cual Brown respondía: “Gracias por la puesta al día. ¿Hay algo específico que debo hacer o ajustar?” Brown renunció a su cargo de director de FEMA el 12 de septiembre. Sigue cobrando un sueldo anual de $148.000 dólares.