La Asamblea General de las Naciones Unidas dio comienzo a un debate sobre la propuesta de adoptar la denominada “responsabilidad de proteger”, que autorizaría a los países a utilizar la fuerza para impedir genocidios y otros crímenes contra poblaciones vulnerables. En comentarios realizados antes de la asamblea, el ex ministro de relaciones exteriores de Australia, Gareth Evans, afirmó que la aceptación de la doctrina contribuiría a impedir genocidios.
Gareth Evans dijo: “El tema central no es la intervención, sino la protección. Se trata de considerar los problemas, a medida que se presentan, desde la perspectiva de las víctimas, de los hombres que son asesinados o que están por serlo, de las mujeres que están por ser violadas, de los niños que mueren o están por morir de hambre. Considerar la responsabilidad en cuestión, antes que nada, como la responsabilidad de prevenir”.
Los detractores de la “responsabilidad de proteger” han argumentado en contra de ampliar los motivos para utilizar la fuerza más allá de los autorizados en la Carta de las Naciones Unidas, que respalda la acción militar solamente en casos de defensa propia o cuando es aprobada por el Consejo de Seguridad. El nicaragüense Miguel D’Escoto Brockmann, presidente de la Asamblea General de la ONU, afirma que teme que la doctrina pueda ser usada en forma selectiva para justificar la acción militar occidental en contra de estados más débiles.
Miguel D’Escoto Brockmann dijo: “Recuerdos recientes y dolorosos relacionados con el legado del colonialismo dan a los países en desarrollo fuertes motivos para temer que razones loables terminen siendo mal utilizadas, una vez más, para justificar intervenciones arbitrarias y selectivas en contra de los estados más débiles”.
El lingüista y analista político Noam Chomsky también criticó la propuesta y dio el ejemplo de los asesinatos en masa, respaldados por Estados Unidos, que tuvieron lugar en Irak y Gaza, para ilustrar el uso político de la intervención humanitaria.
Noam Chomsky expresó: “Por supuesto que no se pensó aplicar el principio a las sanciones a Irak administradas por el Consejo de Seguridad, condenadas como genocidio por los dos directores del programa ‘petróleo a cambio de alimentos’, los diplomáticos internacionalmente respetados Dennis Halliday y Hans Von Sponeck, que renunciaron por el carácter genocida de dicho programa. No se piensa hoy en proteger al pueblo de Gaza, esa es otra responsabilidad de la ONU”.