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Este fin de semana se dió sepultura a los restos de Troy Anthony Davis en Savannah, Georgia. Davis fue ejecutado por inyección letal en Jackson, Georgia el 21 de septiembre después de que la Corte Suprema de EE.UU. se negara a detener la ejecución. La Iglesia Bautista Jonesville —con lugar para 2.000 personas— estaba repleta durante el funeral. Mientras bajaban su cuerpo a la tierra, se liberaron 23 palomas, la primera como símbolo de su espíritu y las 22 restantes por cada año que Davis pasó en la cárcel. Davis fue condenado por el asesinato de Mark MacPhail, oficial de policía fuera de servicio, en 1989. Desde entonces, siete de los nueve testigos se retractaron de sus testimonios, y no había ninguna evidencia física que vinculara a Davis con la escena del crimen. Democracy Now! estuvo en Savannah para el funeral; emitimos algunos extractos de los elogios emitidos por Jason Ewart, abogado de Troy Davis y testigo de su ejecución; Ben Jealous, presidente de la Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Color (NAACP); Larry Cox, presidente de Amnistía Internacional EE.UU.; Lou DuBose, presidente de NAACP Georgia; Lenda Sullivan-Russell, amiga de Troy Davis; Rev. Raphael Warnock, pastor de la Iglesia Bautista Ebenezer y Antone “De” Juan Davis-Correia, sobrino de Troy Davis.