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Mientras el Congreso de Estados Unidos continúa dando forma a la ley de reforma migratoria que podría abrir un camino a la ciudadanía para unos 11 millones de residentes indocumentados, analizamos una situación frecuentemente ignorada en este tema: las dificultades que viven los migrantes de Centro y Sudamérica que viajan a través de México hacia Estados Unidos. Muchos de ellos huyen de la violencia y la pobreza que hay en sus países y terminan enfrentándose con contrabandistas que les roban, los golpean y secuestran. Los retienen un tiempo y luego piden un rescate. Grupos de derechos humanos estiman que al menos 20 mil centroamericanos y sudamericanos fueron secuestrados en México el año pasado, más de 50 por día. Muchos no sobreviven: se han encontrado cientos de cadáveres en fosas comunes en todo el país. Nos acompañan dos personas: el Padre Alejandro Solalinde, un sacerdote católico mexicano que dirige un refugio para migrantes en el estado de Oaxaca, al sur de México, y actualmente está recorriendo Estados Unidos con una “Caravana de la Esperanza” para llamar la atención sobre la difícil situación de los migrantes centroamericanos; y Marco Castillo, dirigente de la Asamblea Popular de Familias Migrantes y de la campaña Acción Migrante, que pide que los derechos humanos sean el eje central de cualquier cambio en las políticas migratorias.