Aumenta la presión sobre el Primer Ministro iraquí Nouri al-Maliki para que forme un gobierno menos sectario o renuncie. Un representante del influyente clérigo chiita, el gran ayatolá Ali al-Sistani, pidió la creación de lo que describió como un nuevo gobierno “eficaz”. El jueves, el periódico New York Times reveló que el embajador de EE.UU. en Irak, Robert Beecroft y el principal funcionario del Departamento de Estado en Irak, Brett McGurk, hace poco se reunieron con el controvertido político iraquí Ahmed Chalabi que fue descrito como un potencial candidato a reemplazar a al-Malaki. Chalabi fue presidente del Congreso Nacional Iraquí, un grupo de exiliados iraquíes financiado por la CIA, que ejerció mucha presión para la invasión estadounidense de 2003. Dicha organización contribuyó a despertar interés en los reclamos previos a la guerra de que Saddam Hussein estaba desarrollando armas de destrucción masiva y que tenía vínculos con al-Qaeda. El grupo brindó información de inteligencia falsa al gobierno de Bush, a legisladores estadounidenses y a periodistas. Nos acompaña Andrew Cockburn, editor en Washington de la revista Harper.