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Aunque las empresas tabacaleras tienen prohibido por ley vender cigarrillos a menores, según se informa, estarían obteniendo ganancias del trabajo infantil. Las investigaciones del periódico The New York Times y de la organización Human Rights Watch revelan que cientos, si no miles, de menores están trabajando en granjas tabacaleras en Estados Unidos. Muchos sufren la “enfermedad del tabaco verde” o intoxicación por nicotina, lo que puede provocar vómitos, mareos o ritmos cardíacos irregulares, entre otros síntomas. Los menores son especialmente vulnerables a los pesticidas tóxicos debido a que sus cuerpos todavía se están desarrollando. Con la simple manipulación de hojas de tabaco húmedas, los trabajadores pueden absorber tanta nicotina como si en realidad estuvieran fumando. Hablamos con Steven Greenhouse, periodista de larga trayectoria que escribe sobre la relación entre el trabajo y el lugar de trabajo. Greenhouse estuvo en Carolina del Norte para conocer a los jóvenes trabajadores. “Me sorprendió que muchos de estos niños dijeran ‘Trabajo en el campo de 6 de la mañana a 6 de la tarde’”. Greenhouse habla de las sesenta horas a la semana que los jóvenes trabajadores soportan, con frecuencia en condiciones de un calor agobiante. Conforme a la ley estadounidense, las granjas tabacaleras pueden contratar trabajadores de hasta doce años de edad por una cantidad ilimitada de horas, siempre que con no haya conflicto con la asistencia a la escuela.
Transcripción
AMY GOODMAN: Las compañías de tabaco legalmente no pueden vender cigarrillos a niños, pero, según se informó, se están aprovechando del trabajo infantil. Esa es la conclusión de una reciente investigación de The New York Times que deja al descubierto los peligros que enfrentan los miles de niños que trabajan en las plantaciones de tabaco en Estados Unidos. Titulado “Sólo 13 años, y trabajando en peligrosos turnos de 12 horas en los campos de tabaco”, el artículo describe cómo esos niños trabajadores sufren frecuentemente lo que se conoce como la “enfermedad del tabaco verde” o intoxicación por nicotina, que puede provocar vómitos, mareos o ritmos cardíacos irregulares, entre otros síntomas. Los niños son especialmente vulnerables a los pesticidas tóxicos debido a que sus cuerpos aún se están desarrollando. Los riesgos incluyen daños al sistema nervioso, efectos negativos en el sistema reproductivo y cáncer. Muchos de los niños son inmigrantes o hijos de inmigrantes, y trabajan de forma rutinaria 60 horas a la semana, sin recibir pago por las horas extras. Los trabajadores de los campos de tabaco pueden absorber la misma cantidad de nicotina que si en realidad estuvieran fumando, simplemente con la manipulación de las hojas del tabaco húmedas. A principios de este año, Human Rights Watch habló con varios niños que trabajan en los campos de tabaco que describieron las condiciones de trabajo en las plantaciones.
NIÑA TRABAJADORA 1: El cuello comienza a dolerte, los hombros te duelen, y es como si tu cuerpo quisiera darse por vencido.
NIÑO TRABAJADOR 2: Es como si no sintieras tus piernas, y necesitas tomarte descansos.
HÉCTOR: Voy al baño antes de irme, y espero hasta que vuelvo aquí. Empezamos a trabajar a las 6 de la mañana, y salimos a las 6 de la noche. Y espero hasta que llego a casa.
NIÑA TRABAJADORA 3: Se siente horrible, porque se siente como si no hubiera aire. Y luego miras hacia abajo, miras un lado, y entonces sólo has hecho la mitad del camino. Y te sientes como que fuera hora de salir de allí, porque te sientes como fueras a morir allí.
AMY GOODMAN: Este es un clip de un vídeo de Human Rights Watch, que acompaña a su reciente informe, “Estados Unidos: niños trabajadores en peligro en las plantaciones de tabaco”. Bajo la ley estadounidense, las plantaciones de tabaco pueden contratar a trabajadores en edades mucho más tempranas, durante más horas y en condiciones más peligrosas que en casi cualquier otro sector. La ley federal permite a niños de hasta 12 años trabajar en las plantaciones sin límite de horas, siempre y cuando no entre en conflicto con su asistencia a la escuela. Los productores de tabaco dicen que la práctica de utilizar jóvenes adolescentes es poco frecuente, pero The New York Times encontró que la práctica está todavía muy extendida. Para analizar este tema nos acompaña Steven Greenhouse, periodista de larga trayectoria que escribe sobre la relación entre el trabajo y el lugar de trabajo para The New York Times, autor del artículo “Sólo 13 años, y trabajando en peligrosos turnos de 12 horas en los campos de tabaco”. Steven Greenhouse, bienvenido a Democracy Now!
STEVEN GREENHOUSE: Encantado de estar aquí.
AMY GOODMAN: Explíquenos más sobre lo que encontró.
STEVEN GREENHOUSE: Fui a Carolina del Norte, a la parte oriental del estado, y visité muchas plantaciones de tabaco y conocí a muchos niños pequeños que trabajan en los campos de tabaco— ya sabes, niños de 13 años, como Saray Cambray Alvarez. De 16 años, como Ana Flores. De 15 años, como Edinson [Bueso]. Esto es algo bastante frecuente. Y me sorprendió que muchos de estos niños decían: “Yo trabajo en los campos desde las 6 de la mañana hasta las 6 de la noche, o de 7 de la mañana a 7 de la noche”. Ana Flores me dijo que se despierta a las 5 de la mañana, sale hacia los campos a las 6, llega a los campos a las 7, trabaja hasta las 7 de la noche, a veces hasta las 8, o 8:30. Y muchos de esos chicos me dijeron que se sienten realmente enfermos algunas veces. La nicotina— cuando hay mucho rocío, cuando llueve, la nicotina de las plantas se disuelve en el agua, y cuando entra en contacto con la piel de las personas, es entonces cuando se produce la intoxicación por nicotina, la enfermedad del tabaco verde. Esto les provoca vómitos, náuseas, mareos. Esta joven de 15 años, Esmeralda Juárez, me dijo que una vez se sentía tan enferma que le dijo a su supervisor: “Realmente necesito sentarme durante 5 o 10 minutos. Estoy teniendo náuseas”. Y ella me dijo que a menos que siguiera trabajando, iban a despedirla. Así que es muy duro, yo diría que es un trabajo muy duro. Es muy duro para estos niños. Es muy duro para muchos trabajadores. Ahora, mucho de—
AMY GOODMAN: Incluso conseguir agua.
STEVEN GREENHOUSE: Por la tanto, muchos de los trabajadores dicen que las jornadas de trabajo son muy largas. Hace mucho, mucho calor. Ya sabes, en Carolina del Norte en verano se puede llegar a los 30, 35, o incluso 40 grados de temperatura. Y algunos de los trabajadores que entrevisté dicen que trabajan en los campos. Están muriéndose de sed, pero les tomaría una hora arrancar las flores no deseadas de las plantas, y otra hora volver a los camiones donde está el agua. Dicen que tienen mucha sed, que es muy incómodo.
AMY GOODMAN: Human Rights Watch descubrió que se espera que muchos de los niños que están trabajando en los campos de tabaco manejen maquinaria peligrosa, que levanten cargas pesadas, que suban a alturas peligrosas para colgar las hojas de tabaco para su secado. Un muchacho, que prefirió no ser identificado, describió los peligros que enfrenta en el trabajo.
NIÑO TRABAJADOR 4: Casi todos nosotros nos subimos sobre las vigas de madera, que son de 10, 15, 20, 30 metros de altura. Si pisas en el lugar equivocado puedes caerte hasta el fondo. Si sufres un accidente, puedes pues hasta perder la vida. Es muy peligroso.
AMY GOODMAN: Steven Greenhouse, esto es peligroso para los adultos, no hablemos de niños. Usted escribe: “Los que se oponen al trabajo infantil señalan que Brasil, India y algunas otras naciones productoras de tabaco ya han prohibido que cualquier persona menor de 18 años trabaje en las plantaciones de tabaco”. ¿Qué ocurre aquí?
STEVEN GREENHOUSE: Hace tres años, la entonces Secretario de Trabajo Hilda Solis propuso ampliar las restricciones contra el trabajo infantil. Ella propuso que ningún niño menor de 16 años trabajase en los campos de tabaco. Y como parte de esa propuesta, ella dijo ningún menor de 16 años debería trabajar con equipamientos mecánicos de motor, como tractores. También propuso que ningún niño menor de 18 años trabajara en silos de grano. Hay historias horrendas sobre niños que han muerto aplastados en silos de grano. Entonces, como sucede a menudo en Estados Unidos, hubo una gran reacción por parte de la industria y de los agricultores diciendo: “Esto es terrible. Necesitamos a estos trabajadores. Es importante tener a jóvenes trabajadores aprendiendo agricultura. Y si se les prohibe trabajar, eso va a afectar gravemente a la próxima generación de trabajadores agrícolas”. Y el gobierno de Obama— esto fue en 2012, durante su campaña para la reelección, y, básicamente, el gobierno de Obama cedió, y retiró la propuesta de la secretaria Solís. Así que lo que está pasando ahora, Amy, es que algunos defensores están tratando de reflotar esta idea sólo con respecto al tabaco, pensando en que en los dos últimos años del presidente Obama en el cargo, con todas estas elecciones y asuntos políticos presionándole, tal vez podría tener el valor para seguir adelante con esta prohibición de los trabajadores del tabaco menores de 16 años.
AMY GOODMAN: Voy a leer el comentario del gobierno de Obama, la declaración, el comunicado de prensa que emitió. El gobierno de Obama emitió un comunicado de prensa que decía: “El gobierno de Obama está firmemente comprometido con la promoción de la agricultura familiar y con el respeto hacia el modo de vida rural, en especial hacia el papel que los padres y otros miembros de la familia juegan para que esas tradiciones sean transmitidas de generación en generación”. ¿Su respuesta, Steven Greenhouse?
STEVEN GREENHOUSE: Debería haber explicado eso, Amy. Después de que la secretaria Solís propusiera esto, todos estos agricultores dijeron: “Nosotros tenemos granjas familiares. Necesitamos que nuestros niños de 10, 12, y 14 años de edad puedan de trabajar en las granjas”. Y el gobierno de Obama ha eximido explícitamente a las granjas familiares y a los niños de estas granjas de estas normas. No obstante, hubo una fuerte respuesta en contra estas propuestas, no sólo por parte de los intereses agrícolas, sino también por parte de muchos legisladores republicanos, y luego algunos legisladores demócratas en los estados agrícolas comenzaron a estar también muy preocupados por el modo en que eso podría afectar negativamente a su reelección, y el presidente Obama pensó que eso podría hacerle perder algunos estados. Así que básicamente— ya sabe, yo uso la palabra “cedió”. Y él dijo: “No vamos a considerar estas propuestas durante el resto de mi gobierno”, lo cual es un lenguaje bastante fuerte. Pero Human Rights Watch y otros grupos están ahora presionando de verdad, y diciendo: “El trabajo en los campos de tabaco es muy dañino para la salud de los niños. Hagamos que esto sea una excepción y prohibamos esto en sus dos últimos años de mandato”.
AMY GOODMAN: Volvamos a Graham Boyd, el vicepresidente ejecutivo de la Asociación de Productores de Tabaco de Carolina del Norte. Boyd le dijo a usted que la mayoría de los productores de tabaco van más allá de lo que se requiere en términos de cumplimiento de las leyes laborales, argumentando que “no se obtiene absolutamente ningún beneficio por maltratar a los trabajadores del campo”. Tras lo que pasó a reconocer el peligro de la intoxicación por nicotina y otras duras condiciones de trabajo en los campos, diciendo que, y cito, “nadie está diciendo que sea como un día en la playa”. ¿Steven Greenhouse?
STEVEN GREENHOUSE: Sí. Me sorprendí cuando me entrevisté con algunas de las personas de las asociaciones de cultivadores de tabaco. Ya sabe, no me sorprendió que ellos dijeran: “Apenas contratamos a nadie menor de 16 años, a nadie menor de 18 años”. Pero cuando les pregunté: “¿Qué pensaría usted sobre la propuesta de prohibir que los niños menores de 16 años trabajen?”, me dijeron que estaban abiertos a ello, incluso a niños menores de 18 años. Ellos están enfrentando una gran presión de una compañía de cigarrillos, que ha tomado la iniciativa en esto. Philip Morris International ha adoptado una propuesta mucho mucho más estricta que las regulaciones del gobierno estadounidense. Philip Morris International prohibe a cualquiera de sus productores el uso de personas, de trabajadores, menores de 18 años, y eso ha sido prohibido, impidiendo durante el año pasado a 20 cultivadores en Estados Unidos el uso de trabajadores menores de 18 años. R.J. Reynolds y Altria, las otras dos grandes compañías de cigarrillos, no han adoptado propuestas que ni tan siquiera se acerquen. Ellos están diciendo: “Odiamos el trabajo infantil ilegal”. Todo el mundo odia el trabajo infantil ilegal. Y ellos dicen: “Creemos que los niños menores de 18 años no deberían estar llevando a cabo trabajos peligrosos”. Pero, ya sabes, Reynolds y Altria no creen que el trabajo habitual en los campos de tabaco, donde la gente está sufriendo la enfermedad del tabaco verde, sea peligroso.
AMY GOODMAN: ¿Cuál fue la respuesta de Hilda Solis, la secretaria de Trabajo, que tan duramente presionó para esto?
STEVEN GREENHOUSE: Traté de entrevistar a la secretaria Solís sobre esto, pero no obtuve respuesta. Creo que ella— Creo que fue bastante valiente al presionar para esto, pero creo que ella no quiere ser vista como alguien que critica al gobierno de Obama en estos momentos.
AMY GOODMAN: ¿Y cuántos niños cree usted que están trabajando en los campos en Estados Unidos?
STEVEN GREENHOUSE: Creo que sin duda varios cientos. Algunas personas dicen que miles. Creo que podría ser un número alto, pero sin duda varios cientos. Y hay un muchos niños de 13, 14, 15 años trabajando. Entrevisté a muchos de 17, 18, 19 años de edad que dijeron: “Empecé a los 12 años”. Entrevisté a esta niña de 13 años de edad, Saray, cuya imagen está en la portada. Entrevisté a su hermana de 22 años de edad. La hermana de 22 años dijo: “He estado haciendo esto desde los 12 años”. Así que realmente es bastante frecuente.
AMY GOODMAN: Quiero, antes de terminar, hablar sobre otro artículo que usted escribió recientemente sobre el robo de salarios. Háblenos acerca de esto, en qué consiste y dónde está sucediendo.
STEVEN GREENHOUSE: Cuando estaba en Carolina del Norte, es curioso, yo estaba entrevistando a algunas personas, y algunos de los trabajadores decían: “He sufrido el robo de mi salario”. Les pregunté: “¿A qué se refiere con el robo de su salario?” Muchos, muchos empleadores violan las leyes del salario mínimo o no pagan las horas extras cuando los trabajadores trabajan más de 40 horas a la semana. O cuando los trabajadores trabajan, por ejemplo, 45 o 50 horas a la semana y deberían recibir pago por sus horas extra, algunas horas desaparecen por arte de magia de sus tarjetas de asistencia electrónicas, y éstas marcan que han trabajado 39 o 40 horas; por lo que no reciben pago por las horas extras. A veces los empleadores se apropian ilegalmente de las propinas que los camareros y meseros merecen, y es ilegal que los encargados reciban propinas. A todas estas diferentes argucias para privar a los trabajadores de sus legítimos salarios, es a lo que se refieren cuando dicen que se les roban sus salarios. Y hay una presión cada vez mayor por parte de los defensores de los trabajadores para lograr no sólo que el Departamento de Trabajo de Estados Unidos, sino también que los departamentos de trabajo estatales actúen de una manera más agresiva respecto a esto.
AMY GOODMAN: Vamos a tener que dejarlo aquí pero le agradezco mucho su presencia. Steven Greenhouse es autor de “Sólo 13 años, y trabajando en peligrosos turnos de 12 horas en los campos de tabaco”, su último artículo. También es autor del libro “El gran apretón: Tiempos difíciles para el trabajador estadounidense”. Greenhouse es un periodista de larga trayectoria que escribe sobre temas laborales para The New York Times. Vamos a enlazar a los artículos sobre el robo de salarios y sobre los niños que trabajan en los campos de tabaco de Estados Unidos en democracynow.org.
Traducido por Igor Moreno. Editado por Constanza Sánchez, Igor Moreno y Democracy Now! en Español