El miércoles, cerca de 400 mil personas marcharon bajo la lluvia por las calles de Buenos Aires, capital argentina, para exigir un sistema judicial independiente. La marcha se produce un mes después de la misteriosa muerte del fiscal Alberto Nisman, que había acusado a la presidente argentina, Cristina Fernández de Kirchner, de encubrir la participación de Irán en el feroz atentado con bomba perpetrado en 1994 en el edificio de un centro de la comunidad judía de Buenos Aires; en el atentado murieron 85 personas y hubo cientos de heridos. El 18 de enero, Nisman fue hallado sin vida en su departamento, con un tiro en la cabeza. Su cuerpo fue encontrado apenas un día antes de que tuviera que declarar ante los legisladores sobre los hallazgos realizados en la investigación del atentado de 1994. Apenas cuatro días antes de su muerte, Nisman apareció en televisión y detalló sus acusaciones contra la presidente y el canciller Héctor Timerman. Los investigadores en un principio dijeron que la muerte de Nisman parecía ser un suicidio, pero no se hallaron restos de pólvora en su mano. Si no fue un suicidio, ¿quién lo mató? Argentina se hace esta pregunta en el último mes. Tratamos de analizar esta noticia con Sebastián Rotella, periodista de investigación del sitio de noticias ProPublica. Rotella escribió sobre la investigación del atentado de 1994 cuando trabajaba en la sede en Buenos Aires del periódico Los Ángeles Times.
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