The Washington Post informa que la conversación telefónica que Donald Trump mantuvo el viernes con la líder de Taiwán, rompiendo el protocolo, fue un acto planificado semanas antes con la intención de provocar. La llamada de la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, a Trump fue la primera comunicación entre líderes de Estados Unidos y de Taiwán desde 1979. China presentó una protesta diplomática a Estados Unidos, en la que afirma que la política de “una sola China” era la base de las relaciones de ese país con Estados Unidos. China considera a Taiwán parte de su territorio y no una nación independiente.
El ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, declaró: “El involucramiento unilateral de Taiwán en un acto mezquino no logrará cambiar la estructura de ‘una sola China’ de la comunidad internacional. Creo que no cambiará la política de 'una sola China' adoptada hace mucho tiempo por el Gobierno de Estados Unidos”.
La conversación telefónica que Trump mantuvo con la presidenta de Taiwán también planteó cuestionamientos acerca de sus vínculos comerciales. Se ha informado que representantes de la Organización Trump viajaron a Taiwán en los últimos meses para explorar posibles acuerdos, como la construcción de hoteles de lujo cerca del principal aeropuerto de Taiwán.