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Mientras el establishment republicano intenta impedir que el magnate inmobiliario Donald Trump reciba la nominación del Partido Republicano, una nueva propaganda contraria a Trump producida por el Comité de Emergencia para Israel alega que Trump apoya a los dictadores. Pero ¿cuáles son los antecedentes de la candidata presidencial Hillary Clinton con dictadores? A principios de esta semana, Clinton dio un discurso en la conferencia anual del Comité de Asuntos Públicos de Estados Unidos e Israel, buscando mostrarse como una aliada de Israel más fuerte que Donald Trump. Analizamos sus antecedentes sobre Israel y las relaciones exteriores estadounidense en general con el periodista Glenn Greenwald, ganador del premio Pulitzer y co fundador del sitio de noticias The Intercept.
Transcripción
NERMEEN SHAIKH: Me gustaría pasar a hablar ahora del comercial producido por el Comité de Emergencia para Israel, que alega que Trump apoya a dictadores. El anuncio comenzó a emitirse en febrero.
JAKE TAPPER: ¿El mundo estaría mejor con Saddam Hussein…
DONALD TRUMP: Totalmente.
JAKE TAPPER: …y Gadafi en el poder?
DONALD TRUMP: Totalmente. En cuanto a Assad, hay que decir que tal vez sea mejor que la gente a la que supuestamente debemos apoyar. Y creo que Rusia puede ser una fuerza positiva y un aliado. Pero, te agrade o no Saddam Hussein, él mataba terroristas.
NERMEEN SHAIKH: Glenn Greenwald, en uno de sus últimos artículos sugiere que Hillary Clinton ha mostrado un apoyo comparable hacia quienes usted llama, cito textualmente, “los peores déspotas del mundo”.
GLENN GREENWALD: Sobre eso hay que decir dos cosas. Ese artículo que escribí sobre Hillary Clinton surgió del debate en el que atacó a Bernie Sanders por los comentarios que él hizo en la década de 1980 en los que dijo cosas positivas tanto de Fidel Castro como del gobierno Sandinista de Nicaragua, y ella, muy santurronamente, dijo: “¿Cómo puede usted elogiar a un gobierno opresivo y tiránico”. Y, sin embargo, si nos fijamos en el historial de Hillary Clinton, no de la década de 1980, sino mucho más reciente, de los últimos cinco o seis años, ella ha acogido y mostrado niveles extremos de apoyo hacia algunos de los dictadores más brutales y terribles del mundo. Ella calificó a Mubarak, el presidente egipcio, como un amigo personal y cercano de su familia y expresó todo clase de apoyos hacia él en el momento en el que el gobierno del que ella formaba parte estaba proveyéndole armamento y financiación. Ella hizo lo mismo con los saudíes. La Fundación Clinton ha recaudado dinero de algunos de las peores y más opresivas dictaduras del Golfo Pérsico, incluyendo las de Arabia Saudí, Qatar, Emiratos Árabes y Bahrein. Hillary Clinton, en esencia, ha acogido y apoyado, de muchas maneras, a los peores tiranos del mundo. El otro aspecto que me gustaría añadir es que no estamos hablando sólo de los regímenes del Golfo Pérsico. Una de las cosas que Hillary Clinton ha hecho, y que tenido muy poca repercusión, ha sido convertir en una parte central de su campaña si apoyo no sólo al gobierno israelí de derecha, sino al mismo primer ministro Benjamin Netanyahu. Ella ha escrito artículos de opinión en revistas judías y en el periódico The Forward hablando de la necesidad de acercarse aún más a Israel, si es que eso puede ser posible. El discurso que ella dio el 21 de marzo en la conferencia del Comité de Asuntos Públicos de Estados Unidos e Israel (AIPAC) es, posiblemente, de lo más repugnantemente militarista, agresivo y favorable a Israel que uno pueda escuchar, sin la menor pretensión de mostrar preocupación alguna hacia la situación de la personas que viven en Palestina o Libia, donde ella apoyó una guerra que ha causado gran inestabilidad, o en Irak, donde apoyó una guerra que ha impuesto una enorme cantidad de sufrimiento. Y es muy fácil decir que Donald Trump es alguien peligroso o cercano a dictadores, pero muchas decisiones de Hillary Clinton han generado inmensas cantidades de violencia y tiranía en el mundo, y los demócratas y los progresistas están haciendo caso omiso a ese historial.
AMY GOODMAN: Vamos a ver clip de Hillary Clinton hablando en la conferencia del AIPAC, el Comité de Asuntos Públicos Estados Unidos e Israel.
HILLARY CLINTON: Muchos jóvenes están hoy en la primera línea de la batalla para oponerse al alarmante movimiento de boicot, desinversión y sanciones conocido como BDS. Debemos repudiar todos los esfuerzos de calumniar, aislar y socavar a Israel y al pueblo judío.
AMY GOODMAN: Escuchábamos a Hillary Clinton hablando en la conferencia de AIPAC. ¿Glenn Greenwald?
GLENN GREENWALD: Lo que está haciendo es afirmar una de las calumnias más viles que existe actualmente. Hay una campaña en Estados Unidos y en Israel para prohibir literalmente cualquier activismo a favor de un movimiento de boicot contra Israel, similar a la campaña de boicot desinversión y sanciones que provocó la caída del principal aliado de Israel y Estados Unidos, el régimen del apartheid en Sudáfrica. Es cierto que se pueden formular algunas objeciones a la táctica del boicot a Israel, y mucha gente las tiene, pero para que sea ilegal hay que hacer valer esta equiparación grotesca de la defensa de un boicot a Israel con el antisemitismo, para luego decir que como el antisemitismo debe ser prohibido en las universidades o en las instituciones privadas, como debería ser algo que estuviera, literalmente, fuera de la ley, también hay que prohibir abogar por el boicot a Israel. La gente en Europa está siendo detenida por abogar por un boicot a Israel. Los estudiantes en las universidades estadounidenses están siendo sancionados y castigado por hacerlo. Y lo que Hillary Clinton hizo fue ponerse delante del AIPAC y complacerles, de esa forma tan grotesca como lo hace normalmente, afirmando esta idea de que si “dices algo malo” del gobierno de Israel y apoyas un boicot a ese país, en protesta por las décadas de ocupación que han soportado los palestinos, eso esencialmente significa que estas difamando al pueblo judío. Clinton está diciendo que el gobierno de Israel y los judíos son lo mismo, algo que, irónicamente, es un histórico argumento antisemita. Pero eso es sólo parte de su giro a la derecha con el objetivo de posicionarse para las elecciones generales confirmando algunas de las peores y más violentas políticas del gobierno de Estados Unidos.
AMY GOODMAN: El senador demócrata por Vermont Bernie Sanders fue el único candidato que no asistió a la conferencia de AIPAC. Sin embargo, abordó el tema durante un acto de campaña en Utah, pidiendo el fin de la ocupación israelí de los territorios palestinos.
BERNIE SANDERS: Es absurdo que algunas personas dentro del gobierno de Netanyahu sugieran que la construcción de más asentamientos en Cisjordania es la respuesta adecuada a los últimos episodios de violencia. Tampoco es aceptable que el gobierno de Netanyahu haya decidido retener cientos de millones de shekels de los ingresos fiscales de los palestinos, que se supone que debe recoger en su nombre.
AMY GOODMAN: Escuchábamos a Bernie Sanders hablando en Utah. Glenn Greenwald, tengo entendido que él se ofreció para hablar en la conferencia de AIPAC por transmisión de vídeo o Skype, al igual que lo hizo [Mitt] Romney en 2012, pero hemos oído que su oferta fue rechazada.
GLENN GREENWALD: Sí, hace un par de meses Donald Trump dijo en un programa de MSNBC, cuando se le preguntó acerca de Israel y Palestina, que pensaba que EE.UU. debería tomar una posición neutral para poder ser un árbitro más eficaz, lo cual era una posición mayoritaria en EE.UU. hasta hace 20 años, pero ahora se ha convertido en algo escandaloso. Ocurre lo mismo con lo que dijo Bernie Sanders. Escuchar a un destacado político estadounidense criticar a Israel de una forma tan cruda y contundente, básicamente llamándolos ocupantes y criticando la forma en que tratan a los palestinos, es algo bastante poco común. Hillary Clinton nunca lo haría, ni ninguno de los líderes políticos republicanos. Y sin embargo, es en realidad una forma muy suave de hablar sobre Israel. Todo esto muestra cuán a la derecha se ha desplazado el discurso en Estados Unidos cuando se trata de Israel, y como Hillary Clinton es parte de ese giro a la derecha, y todo esto puede ver al pensar en lo impactante que resulta escuchar las leves críticas de Sanders a Israel o las suaves proclamas de neutralidad por parte de Trump.
AMY GOODMAN: Muy rápidamente, antes de que terminemos, Glenn, ¿puede hablar sobre la cuestión de encriptación, que de nuevo a aparecido a raíz de los ataques de Bruselas, así como sobre la batalla entre el gobierno de EE.UU., el FBI y Apple?
GLENN GREENWALD: El intento del gobierno de asegurarse que nadie puede utilizar la encriptación para mantenerlos fuera de las comunicaciones privadas se basa en un engaño continuo. Ellos afirmaron falsamente que los atacantes de París utilizaron mensajes encriptados, cuando no tenían ni idea de si eso era cierto. Están afirmando lo mismo sobre los atacantes Bruselas, a pesar de que no hay nada que sugiera que eso es cierto. Y toda la campaña en contra de Apple se basa en lo que resultó ser una mentira absoluta, y es que necesitaban la ayuda de Apple para violar la seguridad del teléfono de uno de los sospechosos de San Bernardino, cuando lo podrían haber hecho ellos mismos. Comprobar estas afirmaciones del gobierno es trabajo de los medios de comunicación y, por supuesto, han tenido una actuación muy laxa al hacerlo.
AMY GOODMAN: Bueno, queremos darle las gracias, Glenn, por estar con nosotros. Vamos a hablar usted unos minutos más después de esta emisión, y lo publicaremos en nuestro sitio web, democracynow.org. Glenn Greenwald, periodista ganador del premio Pulitzer, su últimos artículos para The Intercept se titulan: ”Brasil está siendo engullido por la corrupción de la clase dominante y una subversión peligrosa de la democracia”, y ”El ascenso de Trump muestra el peligro y la farsa de la obligada 'neutralidad' periodística”. Enlazaremos a estos artículos en democracynow.org/es. Democracy Now! tiene abiertas varias ofertas de trabajo: ingeniero de radiodifusión, director de finanzas y operaciones, y director de desarrollo. Visita democracynow.org para obtener información.
Traducido y editado por Igor Moreno y Democracy Now! en Español.