El plan de Arkansas para realizar una serie de ejecuciones sin precedentes se ha vuelto caótico tras un dictamen jurídico que detiene temporalmente el plan del estado.
Cientos de opositores a la pena de muerte se congregaron el viernes en el capitolio estatal en la capital Little Rock mientras el juez estatal Wendell Griffen emitía una suspensión temporal de las ejecuciones basada en las preocupaciones de que el estado habría usado falsos pretextos para obtener el bromuro de vecuronio, que forma parte de un cóctel farmacológico que se planeaba utilizar en las ejecuciones.
Al día siguiente, la jueza federal Kristine Baker también bloqueó temporalmente los planes de ejecución del estado, debido a preocupaciones relacionadas con otro de los fármacos para las ejecuciones: el sedante midazolam. Arkansas apeló ambos fallos.
Si Arkansas gana la apelación, tiene programado ejecutar a dos hombres hoy, los primeros de ocho reclusos que el estado planea ejecutar este mes. Ningún otro estado ha enviado tantos reclusos a la cámara de muerte en tan corto tiempo. Arkansas se apresura a llevar a cabo las ejecuciones antes del vencimiento del suministro estatal del sedante midazolam, un fármaco que ha sido vinculado con ejecuciones dolorosas y fallidas. La jueza de la Corte Suprema Sonia Sotomayor lo ha descrito como “el equivalente químico de ser quemado en la hoguera”.