En Irán, al menos 22 personas han muerto y cientos han sido detenidas mientras las autoridades utilizan gases lacrimógenos y camiones lanzaagua para reprimir las mayores manifestaciones contra el gobierno desde 2009. Las protestas, que comenzaron la semana pasada y se extendieron rápidamente a ciudades de todo el país, fueron motivadas por la alta tasa de desempleo, la desigualdad de los ingresos y los costos de la vivienda. Las protestas también se dirigen contra el líder supremo iraní Ali Khamenei y el presidente Hassan Rouhani. El domingo, Rouhani dijo que los iraníes tienen derecho a manifestarse, pero que respondería a la violencia de manera firme.
El presidente Hassan Rouhani dijo: “Insto a todas las fuerzas de seguridad, a las fuerzas policiales que no han utilizado la violencia contra la población, a que actúen con moderación para que nadie resulte herido. Sin embargo, al mismo tiempo les ordeno que preserven a nuestro país, nuestra nación, nuestra paz y tranquilidad. Para ello debemos actuar de manera firme y decisiva”.
El Presidente Donald Trump respondió a las protestas mediante un tuit: “El pueblo de Irán finalmente está reaccionando contra el brutal y corrupto régimen iraní. Todo el dinero que el presidente Obama les dio de manera imprudente está siendo utilizado para el terrorismo y para ensanchar sus arcas. Hay escasez de alimentos, una gran inflación y no se respetan los derechos humanos. Estados Unidos está observando de cerca la situación”. Los tuits de Trump suscitaron la condena del presidente iraní Rouhani, que señaló que en un discurso pronunciado el año pasado Trump dijo que Irán es “una nación terrorista como pocas”.