En Siria, la fecha límite del lunes impuesta para que los combatientes antigubernamentales se retiraran de una zona de contención situada alrededor de la última región controlada por los rebeldes en la provincia de Idlib expiró sin que se cumplieran dichas condiciones, dado que los rebeldes se rehúsan a rendirse. La Organización de las Naciones Unidas advirtió que una ofensiva a gran escala podría obligar a unas 800.000 personas a huir, lo que provocaría una catástrofe humanitaria.
En otro sector de su territorio, el lunes Siria volvió a abrir un importante acceso comercial a Jordania, con la reapertura simultánea de un cruce fronterizo hacia el territorio de los Altos del Golán, ocupado por Israel.
Mientras tanto, la cadena británica de radio y televisión BBC publicó una nueva investigación que documenta en qué medida el presidente de Siria, Bashar al-Assad, se valió de las armas químicas para cambiar el rumbo de la guerra. El estudio halló que el uso de armas químicas ha sido generalizado, con al menos 106 ataques perpetrados desde 2013. La evidencia, en la mayoría de los ataques, apunta al gobierno sirio.