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El martes 27 de agosto, según se informa, el Gobierno de Trump puso fin al programa de “acción médica diferida”. Este permitía que los inmigrantes con graves problemas de salud permanecieran en Estados Unidos hasta dos años más después del vencimiento de sus visas para recibir tratamiento crítico. Apenas uno día después anunció que algunos hijos de militares y empleados públicos estadounidenses, nacidos en el extranjero ya no recibirán automáticamente la ciudadanía. Los cambios de política se producen días después de que el Departamento de Justicia le solicitara a la Corte Suprema que le permita al Gobierno de Trump implementar la norma que les impide a casi todos los migrantes solicitar asilo en Estados Unidos. En medio de estas restricciones, esta semana empezó la construcción del muro fronterizo en terrenos federales protegidos, ubicados en el remoto desierto de Arizona. Muchas familias de inmigrantes siguen separadas debido a la política de “tolerancia cero” que se suponía había terminado hace más de un año.
Para saber más de este tema, puede ver la entrevista que le hicimos (en inglés) a Lee Gelernt, director interino del Proyecto de Derechos de los Inmigrantes de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles.