La resistencia a la construcción del oleoducto de arenas alquitranadas Línea 3 de Enbridge continúa en el norte de Minnesota, donde esta semana más de una decena de defensores del agua se encadenaron al propio oleoducto y a vehículos de construcción ubicados en dos sitios de trabajo. El mes pasado, 179 personas fueron detenidas en una acción para cerrar una estación de bombeo de Enbridge durante dos días, en la que participaron miles de personas como parte de una jornada de lucha del Encuentro de Pueblos en Defensa de los Tratados. Si se termina de construir, la Línea 3 transportaría más de 750.000 barriles diarios de petróleo de arenas alquitranadas canadienses a través de territorios indígenas y ecosistemas frágiles. El oleoducto cuenta con el respaldo del Gobierno de Biden; esta semana, líderes indígenas y activistas por la justicia climática bloquearon el acceso a la Casa Blanca para pedirle a Biden que detenga los proyectos de combustibles fósiles e invierta, en sus proyectos de infraestructura, en iniciativas orientadas a la justicia climática. La abogada y activista indígena Tara Houska, fundadora del Colectivo Giniw, describe la resistencia a la construcción de la Línea 3 como una “lucha territorial a fondo” encabezada por jóvenes. “Para mí, esta es una extensión de la lucha que hay en toda la Madre Tierra, en defensa de los últimos lugares hermosos, en defensa de lo sagrado”, dice Houska.
Para conocer más sobre este tema, vea (en inglés) la conversación que tuvimos con Tara Houska.