Ya son más de 19.300 las muertes causadas por los devastadores terremotos que asolaron la región fronteriza entre Turquía y Siria el lunes 6 de febrero. Muchas de las personas sobrevivientes no tienen techo, calefacción, alimentos, agua ni atención médica. La ayuda enviada por Naciones Unidas llegó al noroeste de Siria recién tres días después de los terremotos. En Siria, los impactos de 12 años de guerra y duras sanciones, que ya habían provocado daños y el desplazamiento poblacional en la región, complican aún más las tareas de rescate. Antes del terremoto, la ONU estimaba que dentro de Siria había más de 14 millones de personas que necesitaban asistencia humanitaria y más de 12 millones que tenían dificultades para acceder a una alimentación suficiente, entre ellas medio millón de menores con desnutrición crónica. El médico sirio Houssam al-Nahhas advierte que quienes están llevando a cabo tareas humanitarias y atención médica en la región necesitan urgentemente el apoyo del resto del mundo. “Todavía hay cientos, sino miles, de personas bajo los escombros”, dice al-Nahhas, quien trabajó como médico de emergencias y trauma en Alepo y actualmente se desempeña como investigador de la organización Physicians for Human Rights para Medio Oriente y África del Norte.
Para ampliar esta información, vea (en inglés) nuestra conversación con Houssam al-Nahhas.