Relacionado
La semana pasada, un barco pesquero sobrecargado de migrantes se hundió frente a las costas de Grecia. Se estima que hasta 700 personas pueden haber muerto en el naufragio, mientras continúan las tareas de búsqueda y rescate, cada vez con menos expectativas. La Guardia Costera griega está enfrentando repercusiones por no haber hecho nada para rescatar a quienes iban en el barco en los momentos previos al hundimiento. Las presuntas víctimas de este naufragio de migrantes —posiblemente el más letal jamás registrado— eran en su mayoría mujeres y menores de edad provenientes de Pakistán, Afganistán, Egipto, Siria y Palestina, entre otros países. Sin embargo, su historia ha recibido mucha menos atención mediática que la búsqueda de los cinco pasajeros que se encontraban a bordo del sumergible Titan en una expedición para ver los restos del Titanic. La Guardia Costera de Estados Unidos confirmó que lo más probable es que los cinco pasajeros hayan muerto el domingo, días antes de que los medios lanzaran su exhaustiva cobertura especulando sobre su difícil situación.
Analizamos esta asimetría en las coberturas mediáticas y la crisis de refugiados en Europa en su conjunto con dos personas: Giorgos Kosmopoulos trabaja en Amnistía Internacional como especialista en derechos migratorios y Laurence Bondard es portavoz y coordinadora de comunicaciones operativas de SOS Méditerranée, una organización no gubernamental que realiza rescates de migrantes en el Mediterráneo. Bondard ha participado en siete misiones de rescate marítimo de la ONG en esta región, donde existe una necesidad creciente de este tipo de asistencia ya que los Gobiernos europeos no están desplegando los recursos disponibles para ello. Se estima que, en la última década, más de 30.000 refugiados se han ahogado en el mar Mediterráneo.
Para ver el informe completo en inglés, haga clic aquí.