Durante los últimos 14 años, familiares de cuatro hombres encarcelados por cargos de terrorismo en Newburgh, Nueva York, han acusado al FBI de tenderles una trampa, induciéndoles a cometer delitos que no hubieran cometido de otra manera. El jueves 27 de julio, en base a este mismo argumento, una jueza federal ordenó la liberación de tres de los hombres conocidos como los “cuatro de Newburgh”: David Williams, Onta Williams y Laguerre Payen. Los hombres habían sido condenados a 25 años de prisión en 2010 por un complot para poner bombas en una sinagoga de Nueva York, que en realidad había sido orquestado por el Gobierno. En un dictamen sorprendente, la jueza acusó al FBI de inventar una conspiración. Los hombres serán liberados en un plazo de 90 días. Hablamos del tema con la abogada Kathy Manley y el abogado Stephen F. Downs, de la Coalición por las Libertades Civiles, sobre este histórico fallo y lo que significa para otros casos como este. También explican los problemas legales que tiene la practica policial de tender trampas de este tipo, que fue muy utilizada para mostrar resultados en la lucha contra el terrorismo. “Este fue el procedimiento operativo estándar del Gobierno justo después [de los ataques] del 11 de septiembre [de 2001]”, señala Downs. “Salieron dispuestos a inventar todos los terroristas que pudieran para mostrarle a la sociedad que estaban haciendo su trabajo”. Se espera que el cuarto hombre condenado, James Cromitie, también solicite la liberación compasiva.
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