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El martes 18 de junio, el director ejecutivo de Boeing, David Calhoun, compareció ante un comité del Senado de EE.UU. en una audiencia referida al historial de seguridad de la multinacional aeroespacial. Pocas horas antes, el Subcomité Permanente de Investigaciones del Senado había publicado un informe incriminatorio sobre las prácticas comerciales de Boeing. Entre otros hallazgos, el informe señala que la empresa perdió el rastro de cientos de piezas de aeronaves cuya calidad no era aceptable según las normas establecidas, eliminó a los inspectores de calidad y dejó que los trabajadores de fabricación certificaran la calidad de su propio trabajo. Hablamos con Nadia Milleron, activista por la seguridad aérea cuya hija Samya Stumo murió al estrellarse el vuelo 302 de Ethiopian Airlines en 2019, provocado por el mal funcionamiento del software del avión, un Boeing 737 Max 8, que lo hizo caer en picada. Milleron asistió a la audiencia del martes en el Senado y, actualmente, se está postulando para un escaño en el Congreso estadounidense como legisladora por el estado de Massachusetts. “¿Por qué Dave Calhoun gana 32 millones de dólares? Le pagan eso para que reduzca costos, que es lo que sabe hacer. No es alguien que sepa mucho de fabricación [de aviones], no es ingeniero. Se le paga para que implemente en la empresa una lógica extractivista”, plantea Milleron, quien firmó una carta junto con otras familias de víctimas del accidente de Boeing pidiendo al Departamento de Justicia que inicie procesos penales contra las personas que dirigen la empresa. “Tienen que erradicar la corrupción y la ineficiencia”.
Para ver la entrevista completa en inglés, haga clic aquí.