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El jueves 22 de agosto, en la noche final de la Convención Nacional Demócrata en Chicago, la vicepresidenta Kamala Harris aceptó formalmente la candidatura presidencial del Partido Demócrata. Se trata de un hecho histórico, ya que es la primera mujer negra y la primera persona de ascendencia sudasiática que es nominada a la presidencia por uno de los dos principales partidos políticos de Estados Unidos. Harris llega a este hito a poco más de un mes de la renuncia del presidente Biden a su candidatura para la reelección. Emitimos fragmentos del discurso de aceptación de Harris y hablamos del tema con la historiadora Barbara Ransby, quien dice que si bien esta nominación “rompe una barrera”, también es importante observar las “contradicciones” que pone en juego. “Sí, es algo que rompe barreras. Sí, es un momento histórico, en cierto sentido. Pero también es necesario reconocer la gravedad del momento que estamos viviendo y el bagaje político que Harris trae consigo”, señala Ransby, quien critica a Harris por su postura a favor del apoyo férreo de Estados Unidos a Israel y por negarse a incluir oradores palestino-estadounidenses en la Convención Nacional Demócrata. “Me alegró escucharla mencionar el sufrimiento del pueblo palestino, pero, por supuesto, no sonó genuino. Sonó como una frase un poco vacía, teniendo en cuenta que el Gobierno de Biden podría detener gran parte de ese sufrimiento si deja de enviar al Gobierno israelí bombas de 900 kilos y 3.000 millones de dólares al año”.
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