Las controvertidas comisiones militares y el proyecto de ley para el trato de los detenidos del gobierno de Bush están un paso más cerca de ser aprobados. El miércoles, la Cámara de Representantes aprobó su versión de la medida, la que luego pasó al Senado, donde será sometida a votación en el día de hoy. En virtud del nuevo proyecto de ley, los detenidos no podrán cuestionar su encarcelamiento ni tener acceso a las pruebas usadas en su contra. Quienes rechazan el proyecto dicen que éste da una definición muy amplia de quién puede ser decretado un “combatiente enemigo”, y proporciona muy poca protección contra el maltrato a los detenidos. El gobierno se vio forzado a establecer nuevos procedimientos tras un fallo de la Corte Suprema en el caso de Salim Ahmed Hamdan, un prisionero detenido en Guantánamo. El miércoles, el abogado de Hamdan, el teniente de la Armada estadounidense Charlie Swift, dijo que el nuevo proyecto de ley podría ser decretado ilegal nuevamente.
El teniente de la Armada estadounidense, Charlie Swift, dijo: “Básicamente están recreando de manera casi idéntica, el mismo juicio que la Corte Suprema revocó porque en ese entonces violaba el Artículo 3 Común a las Convenciones de Ginebra y también violaba el Código Uniforme de Justicia Militar (UCMJ, por sus siglas en inglés), y básicamente no proporcionaba los principios básicos, lo que nosotros llamamos “debido proceso”, para un juicio justo. Y que se diga muchas veces que es un juicio justo, no lo hace justo, y ese parece ser el peor problema en el proyecto de ley. Afirmamos que es un juicio justo, pero realmente no hemos cambiado ninguna de las cosas que la Corte Suprema halló considerablemente problemáticas”.
Sólo uno de cada cinco demócratas votó con los republicanos el miércoles en la votación de la Cámara de Representantes, pero los demócratas dicen que no impugnarán el proyecto de ley porque no quieren parecer débiles con el terrorismo previo a las elecciones de noviembre. En un editorial publicado hoy, el New York Times escribió: “Los estadounidenses del futuro no recordarán los argumentos pragmáticos para haber cedido ante el gobierno. Sabrán que en 2006, el Congreso aprobó una ley tiránica que será evaluada de la peor manera en la democracia de Estados Unidos, la versión de nuestra generación de las Leyes de Extranjeros y Sedición”.