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Sin previsiones de que ninguno de los aspirantes demócratas a la presidencia obtenga los 2.025 delegados necesarios para asegurarse la nominación, todo dependerá de los superdelegados, los casi 800 demócratas que ocuparon cargos electivos o son autoridades del partido, que son técnicamente libres de elegir a quien deseen. Mientras que Obama lidera el recuento general de delegados y tiene ventaja en el número de delegados adheridos a su campaña, Clinton posee un mayor apoyo entre los superdelegados. Alrededor de 300 de los 795 superdelegados aún deben decidir a quién darán su apoyo y ambas campañas se hallan inmersas en una encarnizada disputa por obtener ese apoyo. De hecho, según un nuevo estudio realizado por el Center for Responsive Politics, a muchos de los superdelegados se les han ofrecido contribuciones de campaña tanto de parte de Barack Obama como de Hillary Clinton.