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En su primera entrevista para televisión, Steve Kurtz habla sobre el extraño caso que lo convirtió en el centro de una investigación del FBI por bio-terrorismo. El 11 de mayo de 2004 su esposa, Hope Kurtz, murió trágicamente mientras dormía. Cuando llamó al 911 para pedir ayudar, comenzó una pesadilla que continuaría durante los siguientes cuatro años. La policía sospechó de sus instrumentos artísticos y de los cultivos de bacterias inofensivas que estaba usando para un proyecto contra la guerra relacionado con el impacto de los programas de guerra bacteriológica en la salud pública. Su casa fue registrada por el FBI, la Fuerza de Tarea Conjunta contra el Terrorismo (JTTF, por sus siglas en inglés) y el Departamento de Seguridad Nacional. Sus pertenencias, su gato e incluso el cuerpo de su mujer fueron confiscados.