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La gigante petrolera BP admitió que siguió adelante con los trabajos en el pozo submarino del Golfo de México poco antes de la explosión ocurrida el mes pasado a pesar de que había indicios de un grave problema. Acosada por el retraso, BP vive hoy un día clave debido a que va a intentar una maniobra conocida como “top kill” para frenar el torrente de petróleo. Esta técnica, mediante la cual se bombean lodo pesado y cemento de perforación en el pozo, situado a una milla de profundidad, implica el riesgo de empeorar el derrame. Si algún punto débil del dispositivo revienta a causa de la presión, podría producirse una nueva filtración. Hablamos con Abrahm Lustgarten, reportero del sitio web especializado en periodismo de investigación ProPublica, que cubre desde hace años las informaciones sobre BP.