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Una amplia investigación recién publicada sobre la forma en que el gobierno de Obama manejó el desastre causado por el derrame de petróleo de BP revela que el mal manejo, los retrasos y la falta de supervisión fueron los factores que permitieron que la crisis se saliera de control. En el artículo “The Spill, the Scandal, and the President” (El derrame, el escándalo y el presidente), Tim Dickinson, de la revista Rolling Stone, escribe: “Aunque George W. Bush sentó las bases para la catástrofe, fue Obama quien dio luz verde a BP para perforar”. Dickinson explica que el secretario del interior Ken Salazar mantuvo en vigor directrices medioambientales favorables a la industria del petróleo implementadas por Bush, y al final permitió que BP, la petrolera que tiene el peor historial de seguridad, saliera impune de sus crímenes.