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El jueves, 31 de los 38 manifestantes acusados fueron declarados culpables de participar en una protesta contra los ataques de EE.UU. con aviones no tripulados en Pakistán y Afganistán. Los activistas fueron detenidos el 22 de abril en la Base Aérea de la Guardia Nacional de Nueva York, en Hancock, cerca de Siracusa, Nueva York, después de ingresar sin autorización para protestar contra los aviones no tripulados MQ-9 Reaper que usa la escuadra 174 de la guardia para sobrevolar Afganistán, desde Siracusa, por control remoto desde finales de 2009. Los manifestantes se vistieron con ropa blanca salpicada con pintura de color rojo sangre y luego se tiraron al piso fingiendo estar muertos en la entrada principal de la base. Dijeron que ese acto de desobediencia civil no violenta buscaba visualizar la matanza indiscriminada de civiles en Afganistán y Pakistán con aviones no tripulados operados por personal que estaba sentado frente a computadoras, a miles de kilómetros de distancia. El grupo se hace llamar los 38 detenidos de Hancock contra los aviones no tripulados. Luego de ser declarados culpables, cuatro de los activistas fueron condenados a penas de 15 días de cárcel, mientras que a otros les pusieron multas y los condenaron a hacer servicio comunitario. Hablamos con Ramsey Clark, ex fiscal general de EE.UU. que se convirtió en un categórico activista a favor de los derechos humanos y declaró en el juicio que los aviones no tripulados violan el derecho internacional. También nos acompaña Harry Murray, uno de los 38 de Hancock y uno de los acusados en el juicio. “Tener un centro de control de aviones no tripulados instalado en la Base Aérea en Hancock, realmente significa tener la guerra en el centro de casa en Nueva York”, dice Murray. “Que la gente que está matando a seres humanos en Afganistán trabaje acá en Siracusa realmente convierte este lugar y el norte del estado de Nueva York en una zona de guerra”. Clark sostiene que los aviones no tripulados son “un arma de provocación extrema, de peligro extremo e inexactitud extrema. El derecho internacional, creo yo, prohíbe su uso”.