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Esta mañana, en Durban, Sudáfrica, un grupo de jóvenes y activistas indígenas de Canadá les entregaron de regalo a los delegados presentes en las conversaciones sobre el cambio climático de la ONU bolsas con muestras de una imitación de las arenas alquitranadas, junto con folletos turísticos de Canadá y banderas de ese país. Kandi Mossett, una de las activistas que participaron en la acción, sostiene que el proyecto de Canadá de depender del petróleo de arenas alquitranadas “por lo que sé, es el proyecto más catastrófico en el planeta en este momento”. Mossett, organizadora de la campaña por la energía y el clima nativos de la Red Indígena Ecologista, señala que el proceso de extracción de arenas alquitranadas implica un uso intensivo de agua y energía, emite enormes cantidades de material contaminante al aire y destruye el paisaje. “Para llegar a las arenas alquitranadas, tienen que eliminar los bosques boreales, bosques primarios, a los que llaman “sobrecarga”. Se limitan a sacarlos y deshacerse de ellos. Luego excavan y sacan una cantidad de toneladas de tierra”, dice Mossett. “Y después extraen la última porción del 10 por ciento de petróleo que en realidad hay en la arena. Y luego tienen que utilizar productos químicos para que esa sustancia sea lo suficientemente líquida para poder ponerla en los gasoductos. Es mucho más tóxico que cualquier otro tipo de petróleo crudo dulce”.