Relacionado
Los partidarios de Alassane Ouattara, presidente de Costa de Marfil reconocido por la comunidad internacional, arrestaron al dictador Laurent Gbagbo, terminando así con cuatro meses de enfrentamiento y dejando un saldo de cientos de muertos. Gbagbo se había negado a abandonar el cargo tras las elecciones presidenciales de noviembre, que según Naciones Unidas, fueron ganadas por Ouattara. Si bien el enfrentamiento político terminó, el país sigue sumido en un profundo caos. Se cree que al menos 1.000 personas murieron y alrededor de un millón abandonaron sus hogares durante los combates. Muchos de los desplazados apenas tienen acceso a alimentos y cobijo y viven en condiciones extremas. Miles de partidarios de Gbagbo siguen armados en las calles. Nos acompaña Corinne Dufka, investigadora jefe de la División de África de Human Rights Watch, y Elizabeth Dickinson, de la revista Foreign Policy. El mes pasado, Dickinson viajó con un subsidio de la Fundación de Naciones Unidas a Liberia, adonde huyeron unos 125.000 marfileños. Dickinson también informó sobre el apoyo a Gbagbo de la derecha cristiana estadounidense, entre ellos Pat Robertson y varios miembros evangélicos del Congreso.