Mientras Siria continúa la represión de las manifestaciones de forma brutal, hablamos con un ciudadano canadiense que fue torturado en repetidas ocasiones por las autoridades sirias después de que Estados Unidos lo entregara a Siria en 2002. Maher Arar fue capturado en el aeropuerto internacional John F. Kennedy de Nueva York en septiembre de 2002 y enviado a Siria, donde fue torturado e interrogado en una minúscula celda subterránea durante casi un año. Actualmente trabaja como defensor de los derechos humanos en Canadá. “La cooperación con el gobierno sirio, además de otras dictaduras, después del 11 de septiembre, dotó de cierta legitimidad a esas dictaduras”, afirma Arar. Pide a Estados Unidos y a las Naciones Unidas que declaren ilegítimo al régimen sirio y que remitan el asunto a la Corte Penal Internacional.