Mientras el mundo conmemora el 10º aniversario de los atentados del 11/S, retrocedemos diez años y repasamos una extraoridnaria conversación entre dos residentes neoyorquinas: Rita Lasar y Masuda Sultan. Rita Lasar perdió a su hermano Abe Zelmanowitz en el piso 27 del World Trade Center. Abe trabajaba en la aseguradora Blue Cross Blue Shield. No quiso salir hasta que no llegaran los socorristas a rescatar a su mejor amigo Ed, una persona parapléjica. Ambos murieron junto a tantos otros. Unos días más tarde, el presidente George W. Bush invocó la historia de Abe en su discurso en la Catedral Nacional en Washington, DC, y lo llamó héroe. Su hermana Rita rápidamente escribió una carta al New York Times instando a Bush a que no bombardeara Afganistán: “Es en nombre de mi hermano y el mío propio… que ruego que nosotros, este país tan profundamente herido, no haga algo que vaya a desatar fuerzas que no podamos controlar”. Eso es precisamente lo que Estados Unidos hizo varias semanas después. Miles y miles de personas murieron en el transcurso de esta década, entre ellos la familia de Masuda Sultan, una mujer afgana que vivía en Nueva York al momento del atentado del 11/S. Enseguida se enteró de que 19 miembros de su familia habían muerto en un bombardeo estadounidense en Afganistán. Se habían mudado a una granja en las afueras de Kandahar para escapar de los ataques, pero fue allí donde fueron bombardeados. Cuando Masuda Sultan y Rita Lasar se reunieron en nuestro estudio en 2002, Sultan acababa de regresar de su país natal, Afganistán, donde se había reunido con los sobrevivientes de su familia. Comenzamos con el informe que Sultan hizo para Democracy Now! mientras se dirigía a Afganistán desde Pakistán para investigar el bombardeo.