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El último de los infantes de marina estadounidense acusado de la masacre de 24 civiles iraquíes en Haditha en el año 2005, sargento Frank Wuterich, no fue condenado a la cárcel. Wuterich se declaró culpable de negligencia en el cumplimiento del deber y evitó así los cargos de homicidio culposo. En virtud de la sentencia, Wuterich enfrenta ahora como pena máxima la degradación al rango de soldado raso. Las víctimas, entre las que había mujeres y niños que vestían ropa de dormir, murieron cuando los infantes de marina irrumpieron en sus hogares y les dispararon a matar. Wuterich, quien se cree comandó la masacre de Haditha, fue el último de los acusados en enfrentar los cargos en su contra. Por su parte, los cargos contra otros seis infantes de marina se retiraron o fueron desestimados, mientras que otro de los soldados fue absuelto. “La indignación [iraquí] es perfectamente comprensible”, afirma Tim McGirk, el periodista de la revista Time que dio a conocer la masacre de Haditha. “Este es un caso en el que fueron asesinados muchos iraquíes —mujeres, niños y ancianos— y sin embargo, ¿qué pasó? La mayoría de los cargos fueron desestimados y a Wuterich básicamente le dieron una palmadita en la mano”.