El Departamento de Policía de la Ciudad de Nueva York es objeto de crecientes críticas después de que un adolescente desarmado fuera asesinado a tiros dentro de su propia casa por la policía. Ramarley Graham, de dieciocho años de edad, recibió disparos a quemarropa en el departamento de sus padres en el Bronx tras haber sido seguido hasta la vivienda por agentes antinarcóticos. La policía dijo que habían encontrado marihuana en el hogar y creían que Graham podía estar intentando echarla por el inodoro. Las críticas a la policía de Nueva York no son sólo por disparar a Graham, sino también por la política conocida como “detener y registrar” que, según sus detractores, apunta de manera desproporcionada a las personas de color. El lunes, unos 500 manifestantes marcharon en el Bronx para denunciar el maltrato policial hacia la juventud negra. Hablamos con Jamel Mims, dirigente de la Stop Mass Incarceration Network (Red contra el encarcelamiento masivo), que trabaja para poner fin a la práctica de “detener y registrar”, y con Nicholas Peart, que actúa como testigo en una demanda colectiva federal para impugnar dicha política por ser racista e inconstitucional.