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Legisladores estadounidenses piden al Pentágono que explique por qué el soldado acusado de la matanza de 16 aldeanos afganos había sido enviado de vuelta a zona de combate después de sufrir una grave lesión cerebral en Irak. Analizamos el tratamiento de salud mental que reciben los soldados con Kevin Baker, un veterano de la guerra de Irak que sufre un trastorno de estrés post-traumático y estuvo en la misma base militar que el sospechoso de los disparos en Afganistán, la Base Conjunta Lewis-McChord. “No es un hecho aislado. No es algo exclusivo de Fort Lewis. Es una epidemia que se extiende por todo el ejército”, dice Baker. “El ejército es incapaz de ayudar a sus miembros en servicio. Estos son hombres y mujeres jóvenes, de familias trabajadoras, que se unen al ejército y arriesgan sus vidas. Y cuando vuelven a casa, no reciben el tratamiento adecuado”. También hablamos con Joaquín Sapien, del centro de investigación periodística ProPublica, co-autor de una investigación llamada “Brain Wars: How the Military Is Failing Its Wounded” (Guerra y daño cerebral: de cómo el Ejército le está fallando a sus heridos).