El tribunal militar establecido para juzgar a los cinco sospechosos principales de los atentados del 11 de septiembre de 2001 empezó a sesionar este fin de semana en la Bahía de Guantánamo. El sábado, en una audiencia de nueve horas, los cinco prisioneros se negaron a declararse culpables de asesinato o de actos de terrorismo y a hablar o escuchar al juez, acción que uno de los abogados definió como una forma de “resistencia pacífica a un sistema injusto”. Los abogados defensores afirman que el proceso judicial contra los cinco sospechosos principales de los atentados del 11/S fue arreglado para que los sospechosos sean ejecutados. Los analistas sostienen que el gobierno de Obama sentó un peligroso precedente al iniciar acción legal por medio de un tribunal militar. Después de tratar en un principio de llevar el caso a un tribunal civil en Nueva York, la Casa Blanca cedió a la enérgica oposición y acordó reanudar las comisiones militares en Guantánamo, que se habían iniciado durante la presidencia de George W. Bush. Al menos uno de los abogados defensores sostiene que será imposible presentar una declaración contra su cliente que no esté manchada por lo que él considera un trato de su cliente equivalente a la tortura. “El submarino es un simulacro de ejecución por asfixia. Se trata de una técnica clásica de tortura. Bush admitió haberla autorizado. No se nos escapa el hecho de que debería ser un sospechoso de cometer delitos, junto con personas como Tenet, Rumsfeld y Cheney”, afirma Kenneth Roth. Roth es director ejecutivo de Human Rights Watch y asistió al juicio militar en Guantánamo este fin de semana. “Creo que el presidente Obama simplemente decidió que no está dispuesto a invertir el capital político que se necesitaría para ese tipo de juicios difíciles”.