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Decenas de legisladores de Nueva York y varias organizaciones sociales se han congregado hoy en el Capitolio para pedir al Departamento de Justicia que investigue el polémico programa de “detener y cachear” del Departamento de Policía de la ciudad de Nueva York. El año pasado, la policía de Nueva York hizo alrededor de 700.000 detenciones, cacheos e interrogatorios, la mayor parte de los cuales estuvieron dirigidos contra hombres negros y latinos. El número total de detenciones de jóvenes afro-estadounidenses fue mayor al número total de residenetes de ese segmento de población en la ciudad. “No se trata de delincuentes. Se trata de una generación que está siendo criminalizada, perseguida y tratada brutalmente por la policía”, dice el activista Jamel Mims, víctima de la política de “detener y cachear”. También nos acompaña el presidente de la Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Color (NAACP, por sus siglas en inglés), Benjamin Jealous, que está colaborando en la organización de una marcha de silencio en contra de la criminalización basada en el origen étnico en Nueva York, que tendrá lugar el Día del Padre, 17 de junio. “Este programa es realmente la expresión más grande y más agresiva de la criminalización racial que existe en el país, y realmente debemos detenerlo”, dice Jealous.