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El documental “Dirty Wars: The World is a Battlefield” (literalmente, Guerras sucias: El mundo es un campo de batalla) sigue al periodista de investigación Jeremy Scahill a Afganistán, Somalia y Yemen, en busca de la verdad oculta tras las expansivas guerras encubiertas de Estados Unidos, centrándose en la utilización cada vez mayor durante el gobierno de Obama, de aviones armados no tripulados y unidades secretas como el Comando Conjunto de Operaciones Especiales. El sábado, el director de la película, Richard Rowley, recibió el premio a la mejor fotografía de documental estadounidense del Festival de Cine de Sundance, otorgado por “elevar el arte del cine observacional a través del uso de lentes sofisticados y una paleta de colores eléctricos”. Al aceptar el galardón, Rowley dijo: “Hace casi tres años, Jeremy y yo llamamos a una puerta en Gardez, en una zona rural de Afganistán. Éramos los primeros estadounidenses que la familia veía desde que otros estadounidenses habían pateado su puerta y matado a la mitad de sus familiares. Y nos invitaron a entrar, y compartieron la historia más difícil de sus vidas con nosotros, porque les prometimos que haríamos todo lo posible para que esa historia fuera escuchada en Estados Unidos”.