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El 11 de septiembre de 2011, un amigo del teniente coronel de la marina estadounidense Stuart Couch murió como copiloto del segundo avión que impactó contra el edificio del World Trade Center. Inmediatamente después de eso, Couch se convirtió en uno de los primeros fiscales militares destinados a la base estadounidense en la Bahía de Guantánamo, para procesar a los presuntos participantes del plan terrorista. En última instancia Couch rechazó procesar a uno de los detenidos, Mohamedou Ould Slahi. “Era evidente que lo que le habían hecho a Slahi equivalía a tortura”, afirma Couch. “Específicamente, lo habían sometido a un simulacro de ejecución, privación sensorial, manipulación ambiental —es decir, la celda estaba o demasiado fría o demasiado caliente—, le dijeron que EE.UU. tenía a su madre y hermano bajo custodia y que los iban a llevar a Guantánamo”. Couch afirma que el tratamiento recibido por Slahi equivalía a la aplicación de métodos de tortura, lo que es ilegal. “Llegué a la conclusión de que le habíamos infligido un sufrimiento mental a sabiendas, con el objeto de que nos diera información”, sostuvo Couch. “No sería extraño que tuviéramos un gran problema con el cuerpo de pruebas que pudimos presentar en relación a su culpabilidad”.