Mientras el presidente Obama inauguraba el miércoles una estatua de Rosa Parks en el Capitolio de EE.UU., la Corte Suprema analizaba la posibilidad de revocar uno de los logros fundamentales del movimiento por los derechos civiles: la ley de derechos electorales. Firmada en 1965 por el presidente L. Johnson, la ley exige que el gobierno federal ratifique cualquier cambio electoral realizado por estados y condados con historia de discriminación racial. Si bien los cuatro integrantes progresistas de la Corte Suprema se mostraron dispuestos a apoyar la Ley de Derechos Electorales, los jueces conservadores tenían una postura mucho más crítica hacia la misma. El juez Antonin Scalia describió la ley como una “perpetuación de los derechos basados en la pertenencia racial”. Nos acompaña Ari Berman, de la revista The Nation, que cubrió la audiencia en la Corte y ha realizado una amplia cobertura periodística de la lucha por los derechos electorales. Berman dice que revocar la Sección 5 de la ley de derechos electorales “podría dar lugar a más leyes restrictivas hacia los votantes, más impedimentos legales para votar y haría que sea más difícil hacer cumplir las leyes de derechos electorales existentes .... Sería una de las decisiones más drásticas y trascendentales tomadas por la Corte en mucho tiempo.”