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Esta semana hace diez años, hubo un momento decisivo en los esfuerzos del gobierno de Bush para que se apruebe la invasión a Irak. El 5 de febrero de 2003, el entonces Secretario de Estado, el general Colin Powell dio un discurso ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Su mensaje fue claro: Irak poseía armas de destrucción masiva extremadamente peligrosas, y Saddam Hussein estaba escondiendo las armas prohibidas, tratando de engañar sistemáticamente a los inspectores de la ONU. Una década más tarde, presentamos un debate entre el ex asistente de Powell, el Coronel Lawrence Wilkerson —quien preparó aquel discurso para la ONU, para luego renegar del mismo— y el crítico de medios Norman Solomon, autor de “War Made Easy” (Guerra fácil).”No se crean la propaganda que dice que esa fue la presentación cúlmine, que nos llevó a la guerra con Irak”, dice Wilkerson acerca del discurso de Powell. “George W. Bush, Dick Cheney, y otros habían decidido ir a la guerra con Irak mucho antes de que Colin Powell realizara la presentación. Ésta solo aumentó el ímpetu por la guerra. … Francamente, estábamos todos equivocados. ¿Se puede decir que el trabajo de inteligencia estuvo politizado además de partir de bases erróneas? Absolutamente.” En respuesta, Salomón señala: “No estábamos todos equivocados. Muchos expertos, activistas e investigadores dijeron desde el principio, en 2002, que la denuncia del gobierno sobre las armas de destrucción masiva en Irak era poco sólida. … Así que decir ahora 'Bueno, no sólo nos lo creímos nosotros desde el gobierno, otra gente también se lo creyó', bueno, la gente lo creyó por toda la propaganda que hizo el gobierno sobre el tema, con una enorme ayuda de los medios de comunicación masiva”.