Mientras dos bombas explotaban en la maratón de Boston, también se producían explosiones más terribles en Mogadiscio, la densamente poblada capital somalí. El domingo, horas después de que coches bombas y atacantes suicidas dejaran un saldo de al menos 16 muertos frente a un edificio judicial, explotó otro coche bomba y mató a ciudadanos turcos. En Somalia, a diferencia de Boston, no había personal de emergencia altamente capacitado en el lugar del atentado, ni excelentes hospitales para atender a las víctimas. Desde 1991, año en que el gobierno somalí se derrumbó, los grupos de ayuda dejaron el país y desde entonces la violencia interrumpe la vida cotidiana de manera rutinaria. Sin embargo, una médica somalí ha dedicado su vida al cuidado de quienes han sido más afectados por la violencia, la pobreza y las enfermedades: la Dra. Hawa Abdi, conocida como “la madre Teresa de Somalia”. En su autobiografía “Keeping Hope Alive: One Woman: 90,000 Lives Changed” (No perder la esperanza: una mujer, noventa mil vidas cambiadas) de reciente publicación, la Dra. Abdi explica por qué instaló un hospital, una escuela y un refugio para los desplazados internos en las afueras de Mogadiscio, ciudad capital de Somalia destrozada por la guerra. Decenas de miles de somalíes desplazados aún hoy viven ahí. Abdi también cuenta las dificultades que encontró siendo una de las pocas médicas mujeres en Somalia y la angustiosa experiencia de su secuestro por rebeldes. Nos acompañan las Dra: Abdi y su hija, la Dra. Deqo Mohamed.
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