En Turquía se está produciendo la mayor ola de protestas contra el gobierno en varios años. El domingo, decenas de miles de personas se manifestaron en todo el país por tercer día consecutivo. El detonante del malestar se produjo la semana pasada cuando miles de personas se reunieron en la plaza Taksim de Estambul, para manifestarse contra la presunta demolición de dicha plaza pública. En las manifestaciones también hubo quejas contra el gobierno por una serie de temas. Los manifestantes se las arreglaron para permanecer en la plaza, a pesar de la fuerte represión policial con gases lacrimógenos y balas de goma. El gobierno turco informó que cerca de mil personas fueron detenidas en más de 200 manifestaciones en todo el país. El primer ministro Tayyip Erdogan desestimó las manifestaciones por considerarlas una operación de opositores políticos y “extremistas” y prometió continuar con el plan de reconstrucción de la plaza Taksim. “No puedo decirles lo motivador que es esto”, afirma la intelectual y activista turca Nazan Ustundag. “Este país es conocido por la brutalidad [policial] y por la lealtad incuestionada de la gente hacia el estado. Entonces es muy emocionante ver todos estos distintos sectores del pueblo que están defendiendo el único espacio público que no fue entregado a los intereses privados”.