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Analizamos el increíble caso de un estudiante secundario de dieciséis años de edad del condado de Bronx, que terminó pasando tres años en la cárcel de Rikers de la ciudad de Nueva York después de lo que —sostiene— fue una falsa acusación de robo de una mochila. Kalief Browder nunca se declaró culpable y nunca fue condenado. Browder mantuvo su inocencia y solicitó un juicio, pero sólo le ofrecieron acuerdos de culpabilidad mientras que el juicio fue demorado en reiteradas ocasiones. Poco antes de salir de la cárcel, el juez le ofreció condenarlo al tiempo que ya había estado en la cárcel si aceptaba declararse culpable y le advirtió que podía pasar quince años en la cárcel si lo condenaban. Pero aún así, Browder se rehusó a aceptar el acuerdo y recién fue liberado cuando el caso fue desestimado. Mientras estuvo en la cárcel, Browder pasó casi ochocientos días aislado, práctica que —en la actualidad— el Departamento Correccional de Nueva York prohíbe cuando se trata de menores. Nos acompaña la periodista y escritora Jennifer Gonnerman, quien cuenta la historia de Browder en el último número de la revista The New Yorker. También hablamos con el actual abogado de Browder, Paul Prestia, quien presentó un juicio contra la Ciudad de Nueva York, el Departamento de Policía de la Ciudad de Nueva York, el Fiscal de Distrito de Bronx y el Departamento Correccional, en nombre de Browder.
Transcripción
JUAN GONZÁLEZ: La semana pasada, la Administración de Instituciones Penitenciarias de la Ciudad de Nueva York anunció que dejará de usar el confinamiento en solitario para castigar a los adolescentes detenidos en su conflictivo complejo de cárceles de Rikers Island, el segundo complejo carcelario más grande del país. Pero un fiscal federal dijo que las reformas de la ciudad se estaban llevando a cabo muy lentamente como para hacer frente a, y cito, “la cultura de la violencia”, y advirtió que podría presentar una demanda civil por las condiciones que sufren los adolescentes detenidos en Rikers. Nueva York es uno de los dos únicos estados en todo el país en juzgar automáticamente como a adultos a adolescentes de 16 y 17 años de edad.
AMY GOODMAN: Hoy analizamos la increíble historia de un estudiante de segundo año de secundaria de 16 años de edad que fue encarcelado en Rikers Island durante casi tres años después de haberse negado a declararse culpable de un delito que dijo no haber cometido. Ocurrió el 15 de mayo de 2010, cuando Kalief Browder estaba caminando hacia su casa después de haber estado en una fiesta con sus amigos en el Bronx, y fue detenido por la policía acusado de haber cometido un robo semanas antes. El joven le contó al HuffPost Live lo que sucedió después.
KALIEF BROWDER: Me habían estado buscado, y el tipo, de hecho, dijo— Al principio dijo que yo le había robado. Yo no tenía nada conmigo. Y ahí es cuando—
MARC LAMONT HILL: Cuando dices “nada”, te refieres a ningún arma, ni nada que fuese de su propiedad.
KALIEF BROWDER: Ni armas, ni dinero, ni nada de lo que él dijo que yo, supuestamente, le había robado. Así que el tipo cambió su historia y dijo que en realidad yo había tratado de robarle. Pero entonces, otro oficial de policía vino, y dijeron que yo le había robado dos semanas atrás. Y luego dijeron: “Vamos a llevarte a la comisaría, y lo más probable es que te dejemos volver a casa”. Pero nunca volví a casa.
JUAN GONZÁLEZ: Kalief Browder no volvió a su casa hasta después de 33 meses, a pesar de que nunca fue condenado. Durante 800 días estuvo retenido en una celda de aislamiento. Él mantuvo su inocencia y solicitó un juicio, pero sólo se le ofrecieron acuerdos bajo la condición de que se declarase culpable, mientras el juicio se retrasaba repetidamente. Hacia el final de su tiempo en la cárcel, el juez le ofreció sentenciar que ya había cumplido su condena si se declaraba culpable, y le dijo que podría enfrentarse a 15 años de prisión en caso de ser condenado. El joven se negó a aceptar el acuerdo, y sólo fue liberado cuando el caso fue desestimado.
AMY GOODMAN: Para hablar más sobre está historia nos acompaña Jennifer Gonnerman, periodista, escritora, editora y colaborador de la revista New York. Ella narra la historia de Kalief Browder en el último número de The New Yorker, en un artículo titulado: “Ante la ley: un niño fue acusado de robar una mochila. Los tribunales le robaron los siguientes tres años de su vida”. Jennifer Gonnerman ha estado cubriendo durante mucho tiempo los problemas del sistema de justicia penal. Su libro “La vida en el exterior: La odisea en prisión de Elaine Bartlett”, cuenta la historia de una mujer que pasó 16 años en prisión tras cometer su primer delito bajo las Leyes Rockefeller de Drogas de Nueva York.
Y nos acompaña el actual abogado de Kalief Browder, Paul Prestia, que ha presentado una demanda contra la ciudad, el NYPD— el Departamento de Policía de Nueva York— el fiscal del distrito del Bronx y la Administración de Instituciones Penitenciarias en representación de Browder. Prestia también fue fiscal adjunto en Brooklyn.
Jennifer Gonnerman, Paul Prestia, bienvenidos a Democracy Now! Jennifer, cuéntenos la historia de Kalief.
JENNIFER GONNERMAN: Bueno, usted hizo un muy buen trabajo de presentación, y fue estupendo haber podido escuchar la voz de Kalief describiendo lo que pasó. Pero sólo para recapitular un poco, en mayo de 2010, él estaba volviendo a casa de una fiesta, a altas horas de la noche en el Bronx, caminando con sus amigos por la calle, y un coche de policía se detiene. Hay alguien en el asiento trasero que lo señala, diciendo, ya sabe— acusándolo de un robo que había ocurrido una o dos semanas antes. Él dice: “Yo no lo hice”.
AMY GOODMAN: Bueno, en primer lugar, en realidad él dice: “No he robado nada esta noche. Revisen mis bolsillos”.
JENNIFER GONNERMAN: Cierto, cierto.
AMY GOODMAN: Y volvieron a comprobaron con el hombre, y dijeron: “Esto sucedió hace un par de semanas”.
JENNIFER GONNERMAN: Correcto, entonces, desde el principio, todo sonaba como que había, al menos según la versión de Kalief, cierta confusión acerca de las fechas, lo cual es significativo. Él entra en la comisaría pensando, “Sólo”— y está en el calabozo, pensando: “Sólo estaré aquí un par de horas. esclareceremos este malentendido”. Y, como usted dijo, él terminó pasando casi tres años en Rikers Island, por muchas razones, pero el sistema, de alguna manera, le falló por completo y de todas las formas posibles. No hubo juicio rápido. Y durante ese tiempo, fue encerrado en la cárcel de adolescentes en Rikers Island.
AMY GOODMAN: Explique como es Rikers.
JENNIFER GONNERMAN: Claro, claro. Sabes, cuando hablamos de Rikers Island, hablamos de un complejo carcelario. Hay diez cárceles diferentes allí. Y creo que mucha gente confunde prisión y cárcel. Una prisión es donde usted va después de haber sido condenado y sentenciado. Una cárcel es donde usted va mientras que espera para que su caso pase por el tribunal. En Rikers Island, el 85 por ciento de las personas encerradas allí son legalmente inocentes. No han sido condenadas por ningún delito aún, y podrían no ser condenados nunca. Están allí esperando a que se decida si son culpables o inocentes, y cuál será su destino. Por lo tanto, Kalief era una de esas personas. A pesar del hecho de no haber sido condenado por ningún crimen, tuvo que soportar el castigo de todos modos.
JUAN GONZÁLEZ: Pero, básicamente, terminó en Rikers porque no pudo pagar la fianza, ¿cierto? Debido a que era un cargo relativamente menor, el juez terminó ofreciéndole la libertad bajo fianza, y sin embargo liberando a su coacusado. ¿Podría explicar por qué sucedió eso?
JENNIFER GONNERMAN: Sí, claro. Desde el principio del caso, había dos coacusados. Y el coacusado de Kalief, el otro amigo, fue liberado desde el primer día, y pudo esperar en su casa mientras que el caso pasaba por el sistema. Y la fianza de Kalief se fijó en 3.000 dólares, porque él ya estaba en libertad condicional por un caso anterior. Tenía una marca en su contra y esa marca, de alguna manera, lo persiguió durante los siguientes tres años. Básicamente, ellos presentaron una denuncia por violación de la libertad condicional en su contra, lo que significa que fue encarcelado nuevamente. Entonces, aunque la fianza era de 3.000 dólares, estaba fuera del alcance de su familia. Incluso si hubieran pasado tiempo recaudando fondos de todas las personas que conocían, básicamente no importaba porque él había sido encarcelado nuevamente. Durante tres años no se fijó una fianza. Por lo que fue retenido sin fianza mientras que este caso gateaba a través del sistema judicial.
PAUL PRESTIA: Bueno, y sólo para clarificarlo—
JUAN GONZÁLEZ: Sí, Paul Prestia.
PAUL PRESTIA: Solo para aclarar lo de esa condena previa, fue una sentencia por delincuencia juvenil, por lo que, en teoría, fue borrado de sus antecedentes. Cuando fue condenado tenía 16 años, y esa condena fue borrada en su expediente judicial— Es algo que no debería haberse utilizado en su contra, pero tal vez fue una anomalía debido a que él estaba en libertad condicional al mismo tiempo. De cualquier modo, como señaló Jen, yo hubiera titulado su artículo— y fue un excelente artículo, obviamente— Hablé con ella en profundidad mientras lo escribía. Yo lo hubiera titulado: “El sistema de justicia penal deconstruido”. Y puedo recorrer todos esos aspectos con usted, pero sé que—
JUAN GONZÁLEZ: Quería preguntarte particularmente acerca de todo este asunto de las personas detenidas en la cárcel, en esencia, para presionarlos a declararse culpables, porque a menudo vemos el sistema de justicia penal en televisión como estos juicios, estos dramáticos juicios, pero yo siempre he sentido que la esencia del sistema de justicia penal en Estados Unidos, en el 95 por ciento de los casos, son acuerdos tácticos entre fiscal y defensor para agilizar los trámites judiciales.
PAUL PRESTIA: Absolutamente.
JUAN GONZÁLEZ: La gente es presionada para que no vayan a juicio, sino para declararse culpables. ¿Puede hablar de cómo ese tiempo es utilizado para lograr que los acusados se declaren culpables?
PAUL PRESTIA: Bueno, yo no sé si es una táctica en sí misma. No sé si es algo intencional en sí mismo, que la Fiscalía— una técnica que la Fiscalía utilice para—
AMY GOODMAN: ¿Y usted fue fiscal—
PAUL PRESTIA: Lo fui.
AMY GOODMAN: Entonces probablemente lo hizo muchas veces.
PAUL PRESTIA: Estoy familiarizado con todas estas cosas, Amy. Yo sé cómo funciona, claramente. Pero creo que se entiende que si alguien —es de sentido común— Si alguien está en la cárcel y está desesperado por salir, está más inclinado a hacer una declaración de culpabilidad. Es la naturaleza humana la que le lleva a uno a hacer cualquier cosa, por encontrar alguna manera de salir de esa cárcel, especialmente si has pasado algún tiempo en confinamiento en solitario.
AMY GOODMAN: Eso es lo que es tan asombroso sobre Kalief, cuando el juez del Bronx es sustituido por una jueza de Brooklyn, ella comienza a ver cuál es la situación por la que él ha pasado, y le dice: “Usted va a salir hoy. Después de dos años y medio. Sólo declárate culpable. Usted se enfrentará a 15 años de cárcel si va a juicio”. Y él dijo: “No”. Quiero decir, todos los demás prisioneros le dijeron: “¿Estás loco?”. Se trata de un niño. Él dijo: “Soy inocente. No voy a decir que soy culpable”.
JENNIFER GONNERMAN: Es increíble. Obviamente, cuanto más tiempo se encuentra usted recluido en la cárcel, mayor es la presión para aceptar una declaración de culpabilidad, ¿cierto?. Y para alguien como Kalief, que se encontraba en una de las peores cárceles— él estaba en la cárcel de adolescentes en Rikers Island, sobre la que la Oficina del Fiscal de EE.UU. hizo público recientemente un informe devastador acerca de las horribles condiciones de ese lugar. Además de eso, Kalief pasó la mayor parte de su tiempo en régimen de aislamiento. Lo que sólo intensifica la presión más, y más, y más. Él no podría haber estado bajo una presión mayor para declarar. Y, sin embargo, a pesar de todo eso, ese día le dijo a la jueza— la jueza le hizo esa oferta, y él le dijo: “Estoy bien. Yo no lo hice. Estoy bien”. Y la jueza le dijo: “¿Estás bien?”. Claramente no se encontraba bien. Sin embargo, dijo: “Estoy bien”. Diciendo algo así como: “Puedo soportarlo”. Y ella dijo: “¿Estás bien?” Y él dijo: “Yo quiero ir a juicio”. Que es lo mismo que él había estado diciendo durante tres años. Pero en el Bronx los juicios no suelen tener lugar. Y ése es uno de los secretos sucios de todo el sistema.
JUAN GONZÁLEZ: Para mí, una de las partes más impresionantes de su artículo es cuando haces una lista de todos los archivos de la corte relativos a todas las veces que este juicio se prorrogó, mientras que él esperaba, solicitando ir a juicio. El expediente del tribunal dice: “23 junio, 2011: El Pueblo no está preparado, solicita una semana”. Pero ésa semana se convierte en tres meses: “24 de agosto, 2011: El Pueblo no está preparado, solicita un día”. Luego: “4 de noviembre, 2011: El Pueblo no está preparado, fiscal en juicio, solicitan 2 semanas”. Luego: “2 de diciembre, 2011: Fiscal en juicio, solicitan 3 de enero”. Así que en todas las ocasiones fueron los fiscales quienes retrasaron el inicio del juicio.
JENNIFER GONNERMAN: Eso es cierto. Y luego, una vez que pedían una prorroga de una o dos semanas, se convierte en una cuestión de ajustar los horarios. Todo el mundo mira sus calendarios, y tal vez el fiscal no puede, o tal vez el juez no puede, o tal vez el abogado de la defensa no puede. Y cada cita de tribunal se convierte en una especie de juego de logística. Pero, una o dos semanas terminan convirtiéndose en seis semanas, y para alguien como Kalief, eso son seis semanas más tiene que esperar.
JUAN GONZÁLEZ: ¿Y qué hay del papel del abogado anterior? Porque usted no estuvo allí desde el principio, Paul Prestia.
PAUL PRESTIA: No, no estuve. Hay que dejar eso claro.
JUAN GONZÁLEZ: Su abogado inicial. Usted trató también de averiguar que fue lo que ese abogado inicial, que fue nombrado por el tribunal, hizo, o no hizo.
JENNIFER GONNERMAN: Claro, claro. Era un abogado de oficio seleccionado por el tribunal— en la ciudad de Nueva York se le llama abogado 18-B, era un abogado de oficio, al que se le pagaba 75 dólares la hora por representar a Kalief. Es un sistema que ha sido criticado a lo largo de los años, porque para ganarse la vida, usted tiene que tener una gran cantidad de casos. Y eres una especie de— esos abogados van corriendo por toda la ciudad todo el tiempo. Y, él nunca visitó a su cliente en Rikers Island, que es—
AMY GOODMAN: Nunca visitó a su— eso significa que nunca visitó a su cliente, porque estuvo en Rikers Island durante todo ese tiempo.
JENNIFER GONNERMAN: Eso es. Y tan triste como es, no es tan inusual que los abogados 18-B nunca hagan el viaje hasta Rikers Island, porque les toma la mitad de un día, ya sabes, una pesadilla. Ellos tienen videoconferencias en el Bronx, donde pueden hablar con su cliente cara a cara. Y, ya sabe, le pregunté si él lo había hecho alguna vez; él dijo: “Estoy bastante seguro de que lo hice”. Y luego le pregunté a Kalief si recordaba haber tenido una videoconferencia con su abogado, y él dijo: “No”. Así que, no lo sé. Paul probablemente podría hablar mejor sobre esto, pero—
AMY GOODMAN: ¿Qué hay del juicio rápido? Quiero decir, puede haber una gran cantidad de personas viendo esto en todo el país y alrededor del mundo que estén diciendo: “¿No se ha quebrado la ley aquí, que este chico, que tenía 16 años de edad, estuvo en la cárcel, y dos de esos años en aislamiento?”.
JENNIFER GONNERMAN: Lo sé. No es comprensible. Toda la historia es una locura. Por lo tanto, en Nueva York— la Sexta Enmienda garantiza el derecho a un juicio rápido. Y en Nueva York, tenemos algo que se llama la “norma de preparación” Entonces, cuando estos fiscales, como Juan estaba leyendo, dicen, por ejemplo: “No estamos preparados, pero podremos estar listos en una semana”, entonces se contabiliza una semana. Sin embargo, la próxima audiencia se fija para dentro de uno, dos o tres meses. En ese caso eso sólo cuenta como una semana del plazo de seis meses que tenemos en Nueva York. Entonces, a pesar de haber sido retenido durante tres años, no es como si hubiera— los tres años no se contabilizan en el plazo. Se contabiliza cada vez que los fiscales piden una semana o dos semanas o un día. El tiempo corre de dos maneras distintas. Hay una especie de mundo de la corte, donde el tiempo se mueve a un ritmo glacial, y luego está la vida de Kalief, donde todos los días pasan como si fueran diez, porque está atrapado en una caja en aislamiento en Rikers Island.
PAUL PRESTIA: Es un reloj figurativo que se detiene y comienza durante todo el caso. Pero, de acuerdo con el análisis legal de Jennifer, los aplazamientos eran pésimos y deberían haber sido cuestionados en algún momento, según mi opinión, por el abogado—
AMY GOODMAN: Para un juicio rápido.
PAUL PRESTIA: —y los jueces que supervisaron el caso no deberían haber permitido que persistieran.
AMY GOODMAN: Escuchemos la voz de Kalief de nuevo. Kalief Browder le dijo a Marc Lamont Hill, de HuffPost Live, que, mientras se encontraba en régimen de aislamiento en Rikers, los guardias a menudo se negaban a darle sus comidas.
KALIEF BROWDER: Si dices algo que pueda cabrearlos de cualquier manera, algunos de ellos, muchos de ellos, lo que hacen es que te matan de hambre. No te alimentan. Y estar allí ya es lo suficientemente duro, porque si te dan las tres bandejas diarias, aún sigues con hambre, supongo que eso es parte del castigo. Así que, si te privan de una bandeja, puede realmente afectarte.
MARC LAMONT HILL: ¿Cuántas veces te han privado de la comida?
KALIEF BROWDER: Me privaron de un montón de comidas. No puedo ni— ni siquiera puedo contarlas.
AMY GOODMAN: Kalief Browder llegó a decir que una vez le habían dejado de dar la comida 4 veces seguidas— sin desayuno, almuerzo, cena y desayuno siguiente. Hable acerca de las condiciones de confinamiento en solitario, y de cómo un niño, un adolescente, podría terminar en régimen de aislamiento durante dos años.
JENNIFER GONNERMAN: Seguro. Kalief habla de tener hambre en la cárcel. Y a pesar de que está hablando de un caso, de hecho, fue un problema más amplio. Cuando estás en régimen de aislamiento, recibes tres comidas al día que se te dan a través de una ranura en la puerta, porque no sales de la celda en ningún momento. Y para los adolescentes encerrados en aislamiento— y no sólo es el caso de Kalief, otros adolescentes han hablado de esto— no hay suficiente comida. Y una vez que estás en aislamiento— cuando estás junto a los prisioneros normales, en la cárcel normal, si no recibes suficiente alimento, tal vez puedes obtener algo de dinero en tu cuenta del economato, y comprar algo de comida y llenar tu estómago.
AMY GOODMAN: ¿Y su mamá puso dinero en el economato?
JENNIFER GONNERMAN: Sí, su madre cuidaba de él y lo visitaba todas las semanas. Pero ahí estaba él, atrapado en un régimen de aislamiento. No puede comprar más comida. Es rebajado a mendigar a los oficiales a través de la puerta de la celda: “¿Puedo conseguir un pedazo extra de pan?”. A veces se lo dan, a veces se ríen de él. Y básicamente hay un tramo de 12 horas desde la cena hasta el desayuno donde todos estos adolescentes beben agua del fregadero para llenar sus estómagos. Y cuando me dijo esto, en un primer momento pensé, bueno, tal vez es sólo él, o tal vez es una cosa de una sola vez. Él estaba hablando de las comidas que se saltan. Pero yo digo que es un problema más amplio. Un reciente informe emitido por la organización Defensores del Bronx, hablaba de muchos de sus clientes con quejas similares. Y, ya sabe, por un momento pensé: “¿Acabamos de coger a este chico de una calle del Bronx y ponerlo en Guantánamo?”. Éste es el tipo de cosa que ustedes cubren todo el tiempo. Es sólo— parecía, francamente, casi increíble.
JUAN GONZÁLEZ: ¿Qué pasa con su educación? Estamos hablando de un estudiante de segundo año de 16 años de edad.
JENNIFER GONNERMAN: Así es.
JUAN GONZÁLEZ: ¿Qué tipo de apoyo educativo da Rikers a los jóvenes de 16 y 17 años de edad que son encarcelados?
JENNIFER GONNERMAN: Los adolescentes de la cárcel regular se supone que deben asistir a clase todos los días, a una escuela que tienen allí. El Departamento de Educación les enseña, es una escuela del Departamento de Educación. Pero una vez que un niño ha sido puesto en régimen de aislamiento, no vuelve a ser sacado para ser llevado a la clase. Y lo que deberían hacer es deslizar una hoja de trabajo bajo la puerta por la mañana, un oficial, y le dicen: “Termina esto para el miércoles. Termina esto para el jueves”. Así que, Kalief se sienta allí. No tiene nada que hacer. Piensa: “Bueno, podría hacer algo. Podría tratar de hacer esto”. Entonces intenta aprender por sí mismo cómo escribir mejor, matemáticas, etc. Y luego llega el jueves —el tiempo se mueve a esta velocidad increíblemente lenta— y nadie viene a recoger el trabajo. Quiero decir, eso no siempre ocurría, pero sucedió bastantes veces. Es sólo un pequeño detalle, pero muestra la apatía absoluta, y la falta de preocupación por todo el mundo que está allí. Entonces golpea la puerta. “¿Dónde está el oficial penitenciario para recoger el trabajo?” Él está tratando de mejorarse a sí mismo en este lugar que es una absoluta pesadilla.
PAUL PRESTIA: Ni siquiera pienso que “apatía” es la palabra. Es sólo un desconsiderado desprecio por cualquiera de esos niños que están en aislamiento. Es realmente triste.
JUAN GONZÁLEZ: Paul Prestia, ¿cuál fue la reacción de los fiscales del caso, especialmente cuando te involucraste? Cuál fue— ¿nadie dijo: “Oye, aquí hay un niño que ha estado en la cárcel durante casi tres años y todavía no ha sido llevado a juicio”?
PAUL PRESTIA: Lo siento — me he perdido su pregunta. ¿cuál era—
JUAN GONZÁLEZ: ¿La reacción de los fiscales con los que usted trató?
PAUL PRESTIA: Bueno, realmente no traté con los fiscales, porque me hice cargo del caso justo después de que se desestimara.
JUAN GONZÁLEZ: ¡Oh! Después de que quedó desestimado.
PAUL PRESTIA: Después de quedar desestimado, Kalief vino a verme, y él me contrató para que lo representara en el caso civil contra el estado de Nueva York— contra la ciudad de Nueva York, lo siento.
AMY GOODMAN: En agosto, el fiscal federal para el Distrito Sur de Nueva York publicó un informe en el que criticó duramente a los oficiales de la cárcel de Rikers por el uso rutinario de extrema violencia contra los presos adolescentes, a menudo en zonas sin cámaras de videovigilancia. También condenó el uso excesivo del régimen de confinamiento en solitario para los adolescentes allí retenidos. Este es el fiscal federal, Preet Bharara.
PREET BHARARA: La cárcel para adolescentes de Rikers Island es una institución rota. Y una institución rota crea personas rotas, especialmente cuando son jóvenes y frágiles, y con enfermedades mentales, como muchos de ellos. Los adolescentes en Rikers permanecen aislados de la gente. Pero no están aislados de la Constitución. De hecho, la mayoría de estos jóvenes son detenidos en prisión preventiva, y son presuntamente inocentes hasta que sean probados como culpables. Pero tanto si están en prisión preventiva, como si han sido condenados, deben ser detenidos en condiciones de seguridad y de acuerdo con sus derechos constitucionales, no destinados a penitenciarías que parecen más inspiradas en el Señor de las Moscas que en cualquier filosofía de detención humana legítima.
AMY GOODMAN: El fiscal federal Preet Bharara, hablando en agosto. La semana pasada dijo que el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, había fallado, y no había actuado con rapidez respecto de las reformas previstas en el informe, y advirtió que su oficina estaba lista para presentar una demanda de derechos civiles contra la ciudad para forzar cambios. ¿Podría Preet Bharara ser una posibilidad para el cargo de fiscal general, Jen Gonnerman?
JENNIFER GONNERMAN: Ya sabe, este informe se publicó mientras yo trabajaba en este artículo. Se hizo público en agosto. Y en abril, cuando estaba entrevistando a Kalief por primera vez— Creo que fue la primera vez que nos encontramos— él me contó esta increíble historia que había sucedido al inicio del tiempo que pasó en Rikers, cuando llevaba unos días adentro, durante la noche, se había producido algún tipo de pelea en el dormitorio. Los oficiales no estaban seguros de quién—
AMY GOODMAN: Había 50 niños en el dormitorio.
JENNIFER GONNERMAN: Eso es. 50 niños en el dormitorio.
AMY GOODMAN: En una habitación.
JENNIFER GONNERMAN: Los oficiales no estaban seguros de quién había sido el responsable, por lo que agarraron a quienes pudieron encontrar, los sacaron al vestíbulo, con sus rostros contra a la pared, y empezaron a tratar de averiguar quién lo había hecho gritándoles y golpeándolos en la cara, golpeando de verdad a algunos de los niños. Así que, Kalief me cuenta esta increíble historia de, narices que gotean sangre y de ojos hinchados. Y al final, los oficiales dicen: “De acuerdo, podemos llevarlos a la clínica, lo que significa que si le dicen a la gente que trabaja en la clínica, al personal médico civil, lo que ha ocurrido, terminarán en confinamiento en solitario; o simplemente pueden volver a la cama y fingir que nada ha pasado”. Entonces Kalief y los otros chicos dicen: “De acuerdo, volveremos a la cama”. Él me cuenta esta increíble historia en abril. Pienso, eso es— Yo no dude de él, pero pensé: “¿Es ese un hecho aislado? ¿Qué está sucediendo en Rikers Island?” Quiero decir, yo sabía que las condiciones eran muy malas en la cárcel del adolescentes, pero ese era un nivel de brutalidad que era bastante difícil de comprender. Entonces llega agosto, este informe sale a la luz, y animaría a cualquiera que esté interesado a que lea este informe, porque, a pesar de que los informes del gobierno son a veces un poco secos, éste es increíble en el nivel de detalle gráfico y en la forma en la que está escrito. Es sólo—
PAUL PRESTIA: Y es específico de los años 2011 a 2013—
JENNIFER GONNERMAN: Así es.
PAUL PRESTIA: Casualmente, cuando Kalief fue encarcelado y estaba en régimen de aislamiento.
JENNIFER GONNERMAN: Y esta historia que acabo de describir, es contada una y otra vez en éste reporte. Ciertamente no ocurrió una sola vez.
PAUL PRESTIA: Y está claro que el trabajo de los oficiales penitenciarios es difícil. Eso no hace falta decirlo. Pero crear su propio código de justicia, que es lo que sucede en estas cárceles, y impartir castigos a estos niños, estos jóvenes, que son, como Jennifer señaló, son inocentes. Están a la espera de un juicio. Están esperando a que su caso sea escuchado. Pero, sin embargo, en esas cárceles— y, yo diría, en mi opinión, en las mentes de esos fiscales— a ellos se les considera culpables, la mayoría de las veces.
AMY GOODMAN: Kalief intentó suicidarse.
JENNIFER GONNERMAN: Mm-hmm. Sí, eso sucedió varias veces en Rikers Island. Y, sabe, es totalmente comprensible, teniendo en cuenta las condiciones en las que estaba. Rikers tenía— esto con suerte va a cambiar, pero había un montón de adolescentes en celda de aislamiento. Es una especie de método extremo para manejar las cosas, es la forma en que estaban tratando a la población carcelaria rebelde. Había casi una adicción al confinamiento en solitario. Y una vez en que estás en aislamiento, como estudio tras estudio se ha demostrado, es increíble el impacto en la salud mental, así que puedes tener reclusos que entran sin problemas de salud mental y salen como una persona rota— sufriendo de paranoia, falta de confianza, sintiéndose superado por los estímulos. Kalief, desde que ha salido, todavía se puede ver el impacto que el aislamiento ha tenido en él, a pesar de haber estado en casa 16 meses. Él, a veces— como su hermano me contaba: “Yo invito a Kalief al cine: '¿Quieres salir?, ¿hacer algo divertido?' Y Kalief dice: 'no, no quiero hacer eso'”. Y se retira a su habitación en su casa, con la puerta cerrada, casi recreando las condiciones del aislamiento. Se siente más cómodo así que afuera en el mundo.
PAUL PRESTIA: He pasado mucho tiempo con Kalief. Y sinceramente, no creo que pueda llegar a ser el mismo después de esa experiencia.
JUAN GONZÁLEZ: ¿Qué está esperando lograr, con la demanda, en relación a la responsabilidad de lo sucedido?
PAUL PRESTIA: Bueno, obviamente, estamos pidiendo— necesitamos que el gobierno de la ciudad rinda cuentas, que asuma su responsabilidad, que admita que lo que pasó aquí fue injusto, que fue ilegal, que fue inconstitucional, y que estuvo mal. Y lo fue. Nada de lo que puedan decir puede justificar la terrible experiencia de Kalief Browder. La policía no puede justificarlo. La penitenciaria no puede justificarlo. La Oficina del Fiscal del Distrito no puede justificarlo— en mi opinión. No hay manera. He pasado por todo, por todo en este caso, desde la detención, donde hay una víctima cuya credibilidad es altamente cuestionable—
AMY GOODMAN: Bueno, él regresó a México al final de todo el proceso, eso fue lo que descubriste.
PAUL PRESTIA: Así es.
JENNIFER GONNERMAN: Así es. En última instancia, es por eso que acordaron—
PAUL PRESTIA: No, no, no. No fue al final. No creo que haya sido hacia el final.
AMY GOODMAN: ¿Usted cree que desapareció al principio?
PAUL PRESTIA: Sospecho que fue mucho tiempo antes de la fecha de la desestimación. Y—
AMY GOODMAN: Es por eso continuaban solicitando retrasos.
PAUL PRESTIA: Claro, por supuesto, por supuesto. Porque si él hubiera estado disponible, Amy, podría haber sido llevado— bueno, vamos a ver, el caso primero aguardaba juicio en diciembre de 2010. Dándoles el beneficio de la duda, podría haber sido atrasado, como mucho, a 2011, como mucho. Todo lo que tenían que hacer en este juicio era traer a esta víctima para que declarara sobre lo sucedido. Y el problema aquí es que Kalief era inocente. Él siempre fue inocente. Y lo detuvieron en base a— una víctima, cuya credibilidad era claramente cuestionable, sin ninguna otra evidencia, para avanzar en este caso, un caso que nunca debió haber sido procesado. Y luego, para colmo de males, él tuvo que pasar esos tres años en Rikers. Y lo irónico, Amy— y sé que tienes que continuar— es que lo acusaron de robar una mochila, ¿verdad? Como usted dijo al principio. Sin embargo, al final, ellos le robaron la inocencia a Kalief Browder.
AMY GOODMAN: Vamos a dejarlo ahí, y les agradezco mucho haber estado nosotros, Paul Prestia, abogado de Kalief Browder; Jennifer Gonnerman, periodista, escritora. Su último artículo ha sido publicado en The New Yorker. Tienen que leerlo. Se titula: “Antes la Ley: Un niño fue acusado de robar una mochila. Los tribunales le robaron los siguientes tres años de su vida”. Vamos a enlazarlo en democracynow.org. Estaremos de vuelta en un minuto.
Traducido por Constanza Sánchez Chiappe. Editado por Igor Moreno y Democracy Now! en Español.