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Una semana después de la decisión del gran jurado en el caso de Michael Brown, el presidente Obama ha dado su primera respuesta política importante a los manifestantes de Ferguson y de otros lugares, en relación a la discriminación racial y la brutalidad policial. En una reunión con activistas y funcionarios de todo el país, Obama dio a conocer un proceso destinado a ocuparse lo que él llamó “una desconfianza lenta”. La respuesta del gobierno se produce mientras continúan las manifestaciones en todo el país porque no se acusó al agente Darren Wilson por la muerte de Brown. El lunes, los manifestantes salieron de sus lugares de trabajo y de sus aulas en unas treinta ciudades, con las manos en alto, el símbolo de la muerte de Brown y del movimiento que se formó a partir de entonces. Mientras se hacía la marcha “salida con las manos en alto”, algunos de los líderes clave del movimiento no estaban en las calles sino en la Casa Blanca. Entre los invitados de Obama había siete jóvenes activistas que ayudaron a organizar las manifestaciones en Ferguson y en otras comunidades de minorías étnicas. Nos acompaña una de esas activistas. Ashley Yates, activista, poeta y artista co creadora de la organización Millennial Activists United. “Si bien es un paso para poner fin a este problema real”, Yates dice de las reformas de Obama, “hay que analizar la verdadera raíz de esto. Y la verdadera raíz de esto es el racismo en EE.UU., los sentimientos negativos que hay hacia los negros. Hasta que no nos ocupemos de esto, realmente no podemos tener ningún cambio verdadero, lo único que se puede dar son estos pequeños pasos hacia la justicia. Necesitamos grandes movimientos”.