Relacionado
La organización Médicos por los Derechos Humanos pide que una comisión federal investigue, documente y haga responsables a todos los profesionales de la salud que hayan participado en el plan de tortura implementado por la CIA. La semana pasada, el grupo emitió un informe titulado Lastimar: el papel central de los profesionales de la salud en el programa de tortura de la CIA. El informe encuentra que el personal médico conectado al programa de tortura pudo haber cometido crímenes de guerra, al llevar adelante experimentos con los prisioneros en violación al Código Nueremberg que surgió a partir del juicio a funcionarios y médicos nazis después de la Segunda Guerra Mundial. Hablamos con Nathaniel Raymond, asesor e investigador en temas relacionaros a la ética en Médicos por los Derechos Humanos y coautor del nuevo informe. “Ahora vemos pruebas claras del papel esencial e integral que los profesionales de la salud tuvieron como escudo legal del gobierno de Bush, su comodín para no ir a la cárcel”, afirma Raymond.
“Con frecuencia se dijo que Mitchell y Jessen fueron los únicos francotiradores de la tortura, que lo hacían por cuenta propia”, explica Raymond. “Estaban operando dentro de una superestructura de tortura medicalizada. No eran solamente ellos. También había asistentes de médicos, médicos y quizás otros profesionales. Hacían todo, desde “atención” hasta control, calibración y diseño de las tácticas reales”.