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Mientras las empresas farmacéuticas se niegan a que sus productos se usen para la pena de muerte, los estados están usando combinaciones de drogas no probadas que han dado como resultado muertes como la de Dennis McGuire en Ohio, donde se utilizó un método de dos drogas no probado, a pesar de las advertencias de que podía causar un enorme sufrimiento. Hablamos con el periodista que fue testigo de la ejecución y con el abogado de un hombre ejecutado en Missouri con un coctel de drogas letal diferente, preparado por una farmacia cuyo nombre no transcendió. Mientras tanto el jueves, los legisladores de Virginia no aprobaron un proyecto de ley que permitiría a los presos condenados a muerte a morir en la silla eléctrica, ahora que el estado no puede conseguir las sustancias químicas necesarias para preparar el cóctel de ejecución compuesto por tres drogas. El voto demorado podría imponer una moratoria temporaria en Virginia, estado que ejecuta más personas que ningún otro después de Texas. La falta de drogas para la ejecución se origina en el rechazo de los fabricantes de Europa y Estados Unidos a que se usen sus productos para ejecutar personas. Hablamos con Alan Johnson, periodista del periódico Columbus Dispatch de Ohio que fue testigo de la ejecución de McGuire y afirma que lo vio tratando de respirar y que parecía estar ahogándose. También nos acompaña Cheryl Pilate, una de los principales abogadas de Herbert Smulls que fue ejecutado el 29 de enero con una dosis letal de pentobarbital preparada por un laboratorio cuyo nombre el estado evita mencionar. Además nos acompaña Megan McCracken, abogada del Centro de Pena de Muerte de la Facultad de Derecho de la Universidad de California, donde es experta en métodos de inyección letal.