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La gobernadora de Oklahoma, Mary Fallin, ha pedido una revisión de los procedimientos llevados a cabo por el estado en la ejecución de la pena de muerte, después de que un procedimiento fallido de ejecución con inyección letal provocara un infarto mortal a un preso, causándole una agonía dolorosa. El preso, Clayton Lockett, había conseguido una suspensión de su ejecución tras denunciar ante la Corte el ocultamiento de información sobre el cóctel de drogas, que no había sido testeado previamente. Pero la semana pasada, Fallin desconoció el fallo de la Corte Suprema de Oklahoma y ordenó que se llevara a cabo la ejecución. La investigación solicitada ahora por la gobernadora está en manos de un miembro de su gabinete, por lo que su independencia es cuestionable. Según las declaraciones de funcionarios de Oklahoma, Lockett sufrió un fallo en la vena, pero las voces críticas señalan que esa explicación puede ser un esfuerzo por ocultar un problema con los productos químicos. Nos acompaña Madeline Cohen, abogada de oficio de Oklahoma, que representa al condenado a muerte Charles Warner, cuya ejecución estaba prevista justo después de la Lockett, pero ahora ha sido retrasada por 14 días.