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Nos adentramos en el caso de una joven transexual de color de 16 años de edad, cuya identidad es reservada, que está encarcelada en Connecticut bajo el régimen de aislamiento, sin ningún proceso judicial en su contra. Hace un mes, un juez del Tribunal Superior ordenó que fuera enviada a prisión luego de que el Departamento de Niños y Familias (DCF, por su siglas en inglés) de Connecticut pidiera su transferencia, alegando que no podían cuidarla adecuadamente. Esta medida tiene su aval jurídico en una legislación de Connecticut que rara vez se utiliza. Para justificar el envío de esta joven a prisión, el DCF se refirió a su presunto historial de comportamiento violento. Pero en la declaración jurada que hizo ante la Corte, la joven escribió: “Siento que el DCF no ha hecho el trabajo de protegerme del dolor y ahora estoy en la cárcel porque la institución se ha negado a ayudarme”. Y luego relata detalladamente que fue víctima de constantes agresiones sexuales y físicas entre sus ocho y 15 años, tanto de parte de familiares como de personal del DCF, todo eso mientras estaba bajo custodia del DCF. Acerca de su reclusión en la prisión de mujeres adultas de Niantic, Connecticut, la joven escribió: “Paso en mi habitación 22 horas al día, con una guardia mirándome fijamente, incluso cuando me ducho y voy al baño. Es humillante. Las mujeres gritan y lloran constantemente y se hace difícil dormir. Me cambiaron a un pasillo diferente, que es un poco más tranquilo. Me digo a mí misma que es sólo una pesadilla, pero nunca se acaba”. Nos acompañan el abogado de la joven encarcelada, Aaron Romano, y Chase Strangio, del Proyecto Lesbianas, Homosexuales, Bisexuales y Transgéneros de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles.